María Pueblo: un ajuste cruel

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Foto: Santiago Witt

El municipio suspendió la única ayuda que le brindaba al refugio que nació por inspiración de Carlitos Cajade y conduce Darío Witt. Atiende hace más de 20 años a víctimas de violencia de género. 

Por Carlos Gassmann

 Con un mensaje de WhatsApp enviado la última Nochebuena, la Municipalidad de La Plata le comunicó a la Casa Abierta María Pueblo que ya no percibiría el único subsidio que recibía hasta el momento, unos 200 mil pesos destinados casi íntegramente al relleno del zeppelin de gas envasado. El mensaje fue recibido por el fundador y director de la obra, Darío Witt, y enviado por la Secretaria de Asistencia a las Víctimas y Políticas de Género de la comuna, Carolina Píparo.

La excusa –cuenta Witt– fue que “la organización incumplía el convenio, lo cual es completamente falso”. Darío cree que “se trató de un claro acto de revanchismo político después de que acepté la invitación a la inauguración de la ‘Casa de Axel’ y aparecí en una foto junto al entonces candidato Kicillof; la prueba es que en su propio texto la secretaria me decía que fuera a pedirle ayuda al nuevo gobernador electo”.

Conocida la noticia, una de las mujeres que fue auxiliada por María Pueblo inició una recolección de firmas por la restitución del subsidio a través de www.change.org, pedido que al momento de escribirse esta nota ya contaba con casi 70.000 adhesiones. “La intención –cuenta Witt– es entregar esas miles de firmas a la Municipalidad acompañados por muchos familiares de víctimas de femicidios con los que venimos militando, como los padres o madres de Wanda Taddei, Marisol Pereyra, Carolina Aló, Candela Labrador, Chiara Páez, Natalia Melmann, Marcela Basualdo, Dayana Capaccio y Paula Persassi; también nos apoyan dirigentes de la Asamblea de Pequeños y Medianos Empresarios (Apyme), como Marcelo Reyna, y el secretario general de la Unión de Trabajadores de la Economía Popular (UTEP), Esteban Castro”.

Carolina Piparo se hizo conocida nacionalmente cuando en 2010 perdió a su bebé tras haber recibido un balazo en una salidera bancaria en La Plata. Apelando al recurso de sumar a sus listas a víctimas de hechos muy desgraciados que encabezaron durante semanas las agendas mediáticas  (estrategia repetida cuando el año pasado María Luján Rey, madre de uno de los fallecidos en la tragedia ferroviaria de Once de 2014, fue segunda candidata bonaerense a diputada nacional de Juntos por el Cambio), el macrismo la incluyó en su boleta y Piparo ingresó en 2017 a la cámara baja provincial. Como era de esperar, porque la condición de víctima no garantiza idoneidad,  nada trascendió de su labor parlamentaria. Los medios sólo volvieron a ocuparse de ella en septiembre de 2018. A raíz del aumento de asistentes a los comedores por el avance de la pobreza, Carolina publicó en las redes sociales que era “una experiencia hermosa”, como “salir a comer a un restaurante”, “un evento social donde el que está solo come acompañado”. La humillación de los que no pueden alimentar a sus hijos fue considerada por Piparo la oportunidad de gozar de “un día de reunión y celebración”.

Al intendente de La Plata, Julio Garro, esas declaraciones no deben haberle sonado inaceptables porque en mayo de 2019 decidió nombrar a Piparo titular de la Secretaría Municipal de Asistencia a las Víctimas y Políticas de Género. Se aclaró que mantendría su banca y desempeñaría la función ad honorem, aunque con poder de decisión sobre el presupuesto del área.

Witt dice que ni Piparo ni ningún otro integrante de su Secretaría visitaron jamás María Pueblo ni conocen a nadie que pertenezca a la institución. Darío ofrece más datos sobre ella: “Es multifuncionaria porque además antes la habían designado subgerenta del Banco de la Provincia de Buenos Aires, cargo porque el que siempre cobró pero nunca ejerció. El ex gobernador (Daniel) Scioli, luego del hecho de inseguridad que sufrió y que es de público conocimiento, le ofreció ese nombramiento. Sus compañeros sabían que era una ñoqui pero, conmovidos por lo que había sufrido, se hacían los distraídos. Pero ya como diputada votó a favor de la pérdida de beneficios jubilatorios de los empleados del Banco. Se pronunció contra los mismos que la habían cubierto sabiendo que percibía su salario sin trabajar. Por eso la Asociación  Bancaria decidió declararla ‘persona no grata’. Además, como Secretaria Municipal de Género, el pasado año nuevo despidió a varias empleadas del sector pertenecientes a un gremio opositor a su gobierno. Ellas mismas nos contaron que jamás apareció por las oficinas ni llegaron a conocerla personalmente”.

Una iniciativa pionera

“El papel de Carlitos Cajade –recuerda Darío– fue fundamental para el nacimiento de María Pueblo. Fue él, a inicios de los ’90, quien me acercó al trabajo con la gente y con las pibas y los pibes más humildes. Nos pidió que fuéramos a ayudar al Barrio Aeropuerto y a generar acciones, primero desde la Parroquia de la Santa Cruz. Comenzaron a aparecer mujeres, niñas y niños que escapaban de sus casas por violencia familiar. Cuando empezamos, ‘género’ significaba para la mayoría un pedazo de tela y a lo sumo se hablaba de ‘violencia doméstica’ o ‘crímenes pasionales’, todas cuestiones que afortunadamente fueron después cambiando y resignificándose por completo. En principio, ni Cajade ni nosotros sabíamos qué hacer. Hasta que el 15 de agosto de 1997, un día lluvioso y frío, cuando nos estábamos yendo, vimos a una mujer debajo de un sauce, acompañada por tres niños y un bebé. Se cubrían del agua con diarios y frazadas. No la pudimos convencer de ir a ningún lugar. Dijo que esperaría que a su esposo ‘se le pase’ porque ‘se puso malo pero ya se le va a pasar’. Esta situación, tan repetida, fue la que hizo que surgiera la Casa Abierta María Pueblo. Desde la militancia de base fuimos comprendiendo que la violencia contra las mujeres tenía causas mucho más profundas que las que habíamos creído identificar al arrancar”.

El emprendimiento pegó un salto cualitativo cuando en 2016 se transformó en un centro modelo de abordaje integral para víctimas de violencia de género con la inauguración de su nueva sede, una construcción de 1.100 metros cubiertos y amplias comodidades para albergar hasta 70 personas. A lo largo de su ya extensa trayectoria, María Pueblo ya ha refugiado, atendido y representado legalmente de forma gratuita a más de 30.000 mujeres, niñas y niños; logrado más de 3.800 exclusiones del hogar de agresores; conseguido la detención de más de 450 hombres violentos y obtenido la prisión preventiva y condena efectiva de más de 70 abusadores sexuales.

La entidad se ha financiado históricamente con recursos generados por sus propios integrantes, fondos obtenidos al ganar concursos organizados por diversas ONG’ s internacionales e ingresos por  ventas diversas como las de artesanías y discos (entre ellos Aprender a dar, grabación que contiene la Marcha de los Chicos del Pueblo, compuesta por Witt y cantada junto al mismísimo Carlitos Cajade, que se comercializó en España, Italia, Francia, Alemania, Japón y Estados Unidos, mientras que en la Argentina fue adquirida por 30.000 personas y conquistó el premio Gardel 2009).

“En 2003 –narra Darío–, con la llegada al gobierno de Néstor Kirchner, se estableció una excelente relación con la ministra Alicia Kirchner. Ella valoró especialmente el trabajo que veníamos haciendo y nos ayudó para equipar talleres y para que muchas mujeres se construyeran sus propias casas de material. Recién en 2005 tuvimos nuestro primer acuerdo con la Provincia de Buenos Aires. Luego la gobernadora Vidal suspendió todos los aportes que recibíamos y no nos atendió durante los cuatro años que duró su mandato. La única colaboración con la que contábamos últimamente para algunos gastos era este convenio municipal que ahora quieren dar arbitrariamente por concluido”.

“No sólo nosotros –afirma Witt– sino muchas otras organizaciones que se ocupan del problema tenemos grandes expectativas en el sostén que podamos lograr de los nuevos gobiernos provincial y nacional. Estamos convencidos de que la desigualdad entre los géneros está en la base de todas las injusticias y que si conseguimos modificaciones profundas y duraderas al respecto el mundo entero puede cambiar. Con funcionarias como Piparo esas transformaciones se van a retrasar. Pero la historia nos enseña que rara vez los adelantos son continuos sino que más bien se avanza como al bailar cumbia: dos pasitos para adelante y un pasito para atrás. ¡La cuestión será no perder el ritmo!”.

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