“Hay visión idílica sobre Malvinas”

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A 35 años de la guerra, en un contexto cada vez más árido para establecer un diálogo sobre la restitución de las islas, se actualizan los reclamos. La Pulseada charló con Ernesto Alonso y Mario Volpe, dirigentes del centro de ex Combatientes de La Plata. “Es la zona más militarizada del mundo”, advierten.  

 

 

Por Ayelén Vazquez
Fotos: Luis Ferraris y Comisión por la Memoria

 

Los números de Malvinas no son fríos. Treinta y cinco años desde la guerra planificada por la dictadura militar. Ciento veintitrés muertos que todavía no tienen identidad. Ciento ochenta y cuatro años de ocupación ilegal del Reino Unido.

La militarización del Atlántico Sur por parte de la OTAN, causas por violaciones a los Derechos Humanos que siguen frenadas y los retrocesos en la atención de las problemáticas sociales de los veteranos son las situaciones que más preocupan.

Ernesto Alonso es miembro del CECIM La Plata y ex presidente de la Comisión Nacional de Ex Combatientes de Malvinas. Antes de partir una vez más hacia las islas habló con La Pulseada. Fue uno de los integrantes de la comitiva de la Comisión Provincial por la Memoria que se embarcó en un viaje histórico (ver recuadro). “Este es el quinto viaje que hago desde 1982 pero es la primera vez que un organismo de Derechos Humanos llega hasta allá con un objetivo específico de lograr un acercamiento con los habitantes del archipiélago”, explica.

-¿Cómo nace la idea ir con Adolfo Perez Esquivel y Nora Cortiñas (entre otros miembros de la CPM)?
-Es fundamental entender que la cuestión Malvinas es una problemática de Derechos Humanos. La militarización del Atlántico Sur afecta a la paz de la región, amenazando una premisa básica que es que los pueblos deben vivir en paz. Logramos un avance importante porque después de 35 años finalmente se van a poder identificar las 123 tumbas que figuran como NN en el Cementerio Darwin. Pero por otro lado la causa que denuncia violaciones a los Derechos Humanos por parte de los soldados está totalmente paralizada. Hay más de 80 militares denunciados que se suman a los que fueron destapados cuando se desclasificaron los documentos secretos de Malvinas. La Justicia todavía no llamó ni a una indagatoria.

-¿La Justicia tiene una deuda con los veteranos?
-Por supuesto. Después de diez años es una vergüenza que los jueces todavía no hayan llamado a indagatoria. La Corte Suprema tuvo la oportunidad de analizar la cuestión de fondo y aplicó un recurso administrativo que nos obligó a llevar ese caso a la CIDH. El dolor y la indignación son tremendos porque son cosas muy sabidas. Los relatos de torturas sufridas por los soldados. Es fundamental que la sociedad toda y la Justicia entienda que la guerra se dio en un contexto de terrorismo de Estado.

-¿Teniendo en cuenta que sí se pudo avanzar en los juicios de lesa humanidad, a qué adjudicas el retraso en el caso de Malvinas?
-Los sectores importantes de las Fuerzas Armadas todavía tienen mucho poder de lobby. Además no existen antecedentes de violaciones a los Derechos Humanos en el interior de la tropa. Sí hay casos de tropas enemigas, pero no de denuncias en el bando propio, lo cual dificulta que se tome la decisión de juzgarlos. Si uno revisa quiénes participaron en Malvinas vas a encontrar a la cúpula de la represión dictatorial: desde el ex gobernador militar que falleció impune Mario Benjamín Menéndez, (el almirante Carlos Alberto) Büsser, personas que han sido juzgadas por el terrorismo pero no por Malvinas. Los colimbas éramos parte del enemigo interno que ellos configuraban como excusa para torturar y desaparecer. Antes de la guerra desaparecieron doscientos soldados conscriptos. Por todo esto es necesario que se establezca una agenda de DDHH respecto a Malvinas.

-¿Cómo es la situación actual de los veteranos respecto a la reparación social?
-En el 2005 habíamos logrado crear el programa nacional que garantizaba un estándar de atención y contención que había cambiado radicalmente la tendencia de abandono que muchos compañeros sufrían desde que volvieron de las Islas. Lamentablemente vemos como todo el sistema se está cayendo. No se está sosteniendo el programa que es integral. Lo más grave es que se caen las prestaciones de PAMI por falta de pago. Por eso el CECIM La Plata junto con otras organizaciones presentó un recurso de amparo contra el PAMI para que restituyan el servicio, porque los recursos los tienen porque ingresan todos los meses. Otra aberración que han cometido es que la Comisión Nacional de excombatientes, que estuvo pensada para atender las cuestiones de los soldados conscriptos va a ser integrada nuevamente por militares. Cuando en otros escenarios se ha comprobado la necesidad de desmilitarizar este tipo de espacios porque afecta la posibilidad de tratar debidamente las patologías propias de los veteranos como el estrés post traumático. Por otro lado, este hecho ayuda a que se sigan tapando los delitos cometidos por los mismos militares. La cuestión humana de los ex combatientes no tiene nada que ver ni con lo militar ni con la defensa del país y es muy peligroso para la salud psíquica de muchos compañeros que los mismos que los mandaron a la guerra y los torturaron sean los que ahora vuelvan a estar a cargo de este espacio. Lamentablemente hay compañeros que no han podido romper el círculo de silencio que se creó en la guerra.

-¿Como analizás la situación actual respecto a la militarización del Atlántico Sur?
-Hay una visión idílica sobre Malvinas. La gente cree que uno va y puede recorrerla libremente y es todo lo contrario. Es la zona más militarizada del mundo. Cada dos civiles hay un militar y ya anunciaron que van a invertir 180 millones de dólares en reequipamiento militar para la base de Monte Agradable. Después de 1982 han ampliado en veintitrés veces el territorio ocupado por la fuerza. Hoy ya hablan del territorio antártico británico. Se trata de los recursos naturales que son el futuro de los argentinos y de los latinoamericanos.

Desde el CECIM venimos denunciando un retroceso a partir de la asunción de Mauricio Macri. Son hechos sucesivos que evidencian una política errónea en la cuestión Malvinas para acercarse al Reino Unido en vez de intentar que se cumplan las resoluciones internacionales que desde hace años instan a que las partes acepten sentarse a dialogar.

Si analizás los últimos anuncios, sumados a la carrera personal de la canciller (Susana) Malcorra dentro la ONU es evidente que se dejaron de lado los reclamos fundamentales que venimos haciendo. Eso quedó de manifiesto en el documento que se difundió en septiembre de 2016. Ahí se violan la Constitución Nacional, las leyes de pesca e hidrocarburos y otras tantas. En ese documento la propia Canciller anuncia que se van a quitar los obstáculos para el desarrollo económico en las Islas Malvinas. El gobierno le está otorgando vía libre a Inglaterra para que sigan explotando nuestros recursos naturales a cambio de nada.

-¿Qué función tiene la militarización respecto a la explotación económica?
-Todos estos años el Reino Unido llevó adelante una primera fase de explotación de los recursos ictícolas. Pero en esta segunda etapa necesitan un punto de apoyo logístico en el área continental argentina para explotar recursos hidrocarburíferos que están alrededor de las islas. Sólo en recursos pesqueros Inglaterra nos robó desde 1982 hasta hoy 150 mil millones de dólares. Año tras año van ampliando su área de explotación y la cantidad de licencias. Eso es algo que hay que frenar ya. No es novedad que la cercanía de las Islas Malvinas, Georgias y Sandwich del Sur a la Antártida es una de las razones clave por las que Inglaterra se interesó cada vez más por esta zona. La capacidad de este país para ir ocupando cada vez más porciones del territorio atlántico sumado a la falta de control por parte de los gobiernos nacionales dieron como resultado un combo de explotación económica y pérdida de soberanía muy peligroso.

“Mezclan lo humanitario con lo económico”

Desde hace muchos años Mario Volpe, presidente del Centro de Ex Combatientes de Islas Malvinas (CECIM) alerta junto con otros referentes sobre esta cuestión: “El gobierno de Macri mezcla la misión humanitaria de reconocimiento de los 123 soldados NN con un acuerdo económico. Y lo primero no es moneda de cambio de lo segundo. Pareciera que Argentina está cumpliendo todos los deseos de Gran Bretaña al levantar todas las restricciones para la explotación de la pesca y el petróleo”.

-¿Qué avances se habían logrado en los últimos años?
-Lo más notable es el abandono de las relaciones regionales con organismos como Mercosur, CELAC o Unasur y que permitían una defensa unificada del continente. Toda Latinoamérica se había comprometido en proteger esa zona y ahora se enfría eso para tener una relación bilateral y conseguir acuerdos económicos que no son nada sustentables para nosotros.

-¿Cómo influye la actualidad política del Reino Unido en la negociación por Malvinas?
-Al confirmar la salida de la Unión Europea a través del Brexit, el Reino Unido queda en una situación compleja económicamente hablando. El 70% del pescado que se pesca en Malvinas entraba a la Unión Europa sin ningún tipo de arancel, pero ahora van a tener que empezar a pagar esas tasas, lo que encarece mucho el precio del mercado y los vuelve menos competitivos. Por eso necesita aliados estratégicos para vender el pescado. Ahí aparece Macri con los acuerdos que está negociando. Les estamos ofreciendo esa ventaja además de permitirles explotar nuestros recursos naturales.

-¿Cuánto sabemos los Argentinos sobre Malvinas en relación a los recursos naturales que hay allí?
-Bastante poco. Por ejemplo, son pocos los que saben la importancia del informe que redactó Colin Phipps sobre las reservas de petróleo en las Islas. Él fue asesor de Margaret Tatcher al momento de decidir el hundimiento del Belgrano y casualmente en 1996 fundó la petrolera privada Desire Petroleum que hoy opera en el archipiélago. Lo pudo hacer gracias a las licencias que el gobierno menemista le oto rgó al Reino Unido de manera totalmente ilegítima. Tenemos que estar muy atentos para no volver allí.

“No en nuestro nombre”

Por Sandra Raggio*
La Guerra de Malvinas es parte de la memoria de la dictadura, y como tal se inscribe en las disputas por su relato y significación. Lo más complejo de su conflictividad es que se enmascara en la reivindicación de soberanía que cuenta con el consenso generalizado de la sociedad y de los más vastos sectores políticos y sociales. Por eso pareciera a simple vista que es un acontecimiento que debería convocarnos a todos y todas sin distinción.
Pero la Guerra de Malvinas es un acontecimiento que más que afianzar una idea unívoca de Patria y de soberanía la pone en cuestió n, obligando a precisar de qué hablamos cuando apelamos a ellas.
Esta guerra, al igual que la llamada “guerra antisubversiva”, se hizo en nombre de la Patria. Esa matriz común es la que tensiona esa memoria. La dictadura -por el reclamo de los organismos de Derechos Humanos y de un conjunto de actores de la transición a la democracia, entre ellos el gobierno de Alfonsín- fue derrotada en su intento de reivindicar el genocidio. No fue así con la Guerra de Malvinas, pues por el contrario, este mismo gobierno intentó un proceso de “desmalvinización” y silenciamiento del tema, delegando en las fuerzas armadas su memoria oficial.
En los procesos de esta memorialización, “héroes de Malvinas” es una figura retórica reiterada pero en realidad muy compleja y polisémica según sea su uso. Por ejemplo, su aplicación generalizada a todos los que estuvieron en el conflicto bélico genera el efecto de sentido de diluir en la misma categoría a los soldados junto a los oficiales y suboficiales, que fueron parte del aparato represivo de la dictadura y responsables de las torturas y malos tratos a sus mismos subalternos. Es decir, en la categoría de “héroes” conviven víctimas y victimarios, como una pantalla para desconocer la existencia de unos y otros. Pues si bien no hay oposición entre héroes y víctimas, sino todo lo contrario, sí la hay entre héroes y victimarios.
Precisando, podríamos afirmar que si la Guerra de Malvinas es parte de la dictadura los únicos héroes son aquellos que fueron sus víctimas, los que, aún sin elegirlo, combatieron por la Patria, que aquí toma el nombre de pueblo que rechaza un gobierno que en su profunda e irreductible ilegalidad jamás podría haber emprendido ninguna gesta para defender nuestra soberanía. “No en nuestro nombre”, diría Nora Cortiñas.
* Directora general de la Comisión Provincial por la Memoria

 

El viaje

La comitiva de la CPM visitó el cementerio de Darwin y marcó las 123 tumbas pidiendo su identficación.

“Los huesos no te olvidan, ellos tienen que saber cómo te llamas. Ahora que vamos a escarbar como si fuéramos tu perro más querido.
Ahora que el viento se enoja, como en aquellos días en que todos nos perdimos, vamos a encontrarnos con tu paz, la nuestra”
Gustavo Casa Rosendi

Entre el 11 y el 18 de marzo se produjo un hecho histórico. Por primera vez un organismo de Derechos Humanos pisó suelo malvinense. Una comitiva de la Comisión Provincial por la Memoria viajó a las islas para llevar reclamos fundamentales que hoy marcan la agenda de la cuestión: el de la soberanía y resolución pacífica del conflicto, y el pedido de Verdad y Justicia por los soldados muertos y torturados durante la guerra.
El grupo se conformó especialmente para esta misión pacifista y estuvo integrado, entre otros, por el premio Nóbel de la Paz Adolfo Pérez Esquivel, Nora Cortiñas y el padre Pepe Di Paola.
De todas las actividades, la más conmovedora fue la visita al cementerio de Darwin. A casi 100 kilómetros de Puerto Argentino el grupo señalizó cada tumba no identificada con un cartel que dice “Identidad a los 123 NN, memoria, verdad, justicia y soberanía”. Mientras las familias siguen esperando que se reconozcan a sus muertos, en junio llegará la misión de la Cruz Roja para empezar el trabajo de identificación forense.
“Estos chicos son hermanos de nuestras hijas e hijos desaparecidos, que luchaban por la patria, nuestros verdaderos patriotas de este siglo son también ellos, están incorporados a esta lucha del pueblo que no olvidaremos jamás, como tampoco olvidaremos a los 30 mil”. Las palabras de Norita dieron un marco de amor y lucha al momento.
El recibimiento por parte de la comunidad en las islas no fue el mejor. “Los isleños son cordiales pero distantes y todo el tiempo nos recuerdan que no somos bienvenidos”, comentó Pérez Esquivel.
El balance general del viaje fue de una “experiencia intensa”. Antes de tomar el vuelo de regreso Esquivel lo resumió mejor que nadie: “No nos dejaron colocar el pañuelo de las Madres, no somos bienvenidos aquí. Descomprimir esta tensión es un trabajo a realizar”.

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