Cajade en pocas palabras

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En cada número de La Pulseada Carlitos Cajade fue aportándonos sus reflexiones, más contundentes cuanto más simples, libres de eufemismos, invariablemente profundas y comprometidas, producto simultáneo de la razón y del corazón. He aquí un repaso que sigue el caprichoso orden del alfabeto por esas palabras que merecen continuar resonando en nuestros oídos.

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Nota central > Padre nuestro

Alsogaray (& Cía.): “Si logran hacernos creer que los males de nuestra sociedad son los piqueteros y los pibes chorros y consiguen hacernos aceptar que estén todos sueltos los que nos robaron el país en serio y en grande, entonces no debería llamarnos la atención que terminemos reclamando que vuelvan Alsogaray, Cavallo, Menem, Macri o alguna de esas porquerías que dejaron a la mayoría de nuestra infancia a la intemperie” (julio de 2004).

Blumberg: “Más allá de que uno comprenda, como ser humano, el dolor del señor Blumberg por la muerte injusta de su hijo, creo que su prédica envenena aún más a la sociedad. La inseguridad en este país no es fruto de la causalidad sino que tiene varias raíces: las componendas entre poderes políticos mafiosos que nunca van presos, fuerzas policiales y barras bravas de los barrios que muchas veces son punteros; el hambre, la desocupación, la exclusión, la vida primitiva y salvaje a la que han sido destinadas las clases sociales más miserables” (septiembre de 2004).

Cárceles: “No queremos más muertes en las cárceles. Porque cada vez son más: las muertes y las cárceles. No queremos ver más que en celdas para tres personas tengan que sobrevivir diez. Y que en una cárcel para quinientos tengan que convivir tres mil” (marzo de 2005).

Cielo: “No hay posibilidad de llegar al otro cielo si no hacemos lo posible para que el cielo se viva acá en la tierra. La única manera de abrir sus puertas es empezar a construirlo desde hoy” (abril de 2002).

Chávez: “En materia económica sabemos, por la experiencia que tenemos en América Latina, que o peleás como Chávez o morís como Menem. Poner el piloto automático nos hará terminar en Macri y López Murphy” (junio de 2005).

Delitos: “No tenemos que cuidarnos de nuestra infancia sino que tenemos que cuidar a nuestra infancia. ¿Cómo puede ser que todavía haya quien quiera seguir bajando la edad de imputabilidad? ¿No nos dimos cuenta de que en los últimos años hemos aumentado todas las leyes represivas y el delito no disminuyó? Sabemos que la mayoría de los delitos graves provienen de corporaciones mafiosas integradas por cuerpos de seguridad, políticos y barras bravas barriales. ¿O todavía seguimos pensando que esto se arregla a los tiros?” (marzo de 2004).

Economía: “Occidente se llena la boca hablando de libertades y derechos del hombre. Pero en materia económica, Occidente es fundamentalista. Nosotros la llamamos irónicamente economía religiosa del libre mercado, ya que es como un dios al que no se le puede discutir. Hay que cumplir con sus dogmas aunque aplicarlos implique que los niños se mueran de hambre o habiten en la calle. Caso contrario, el fundamentalismo te excomulga” (abril de 2002).

Escuela: “En cada niño que recibimos en nuestro Hogar vemos que está la cultura escolar. En la medida en que se van poniendo bien, luego de irse curando en un clima de familia de los deterioros que los provocó la miseria desde su temprana infancia, lo primero que preguntan es: ¿Y yo cuándo voy a ir a la escuela? Dios quiera que podamos construir un país donde el overol del niño sea el guardapolvo y sus herramientas de trabajo, las pinturitas, las gomas y los lápices” (diciembre de 2003).

Familia: “Uno no deja de ilusionarse con la posibilidad de que, aumentando el trabajo, nuestros niños no tengan que comer en nuestros comedores ni vivir en nuestras obras, sino sentados con su papá, su mamá y sus hermanos, compartiendo el pan ganado con sus propias manos en la mesa de sus casas” (julio de 2004).

Generación: “Yo también soy fruto de una generación que mantenía ideales sociales como naturales a su propia cultura y que hoy tiene treinta mil desaparecidos” (abril de 2002).

Hambre: “Lamentablemente Nazarena, la nenita de un año y medio que pesaba seis kilos y que habíamos internado por una desnutrición muy fuerte, murió el 10 de junio. Ojalá Nazarena, que vivió crucificada como el Nazareno, ilumine desde el cielo a los hombres de buena voluntad de esta tierra para que la infancia no sufra más esta mierda escandalosa que es la muerte por hambre de nuestros niños” (junio de 2003).

Iglesia: “Mi propósito es hacer una catequesis continua desde lo humano, para no desvincular más a Dios del hombre. Basta de desenganchar la espiritualidad de lo humano. La Iglesia es experta en humanidad” (abril de 2002).

Inteligencia: “Para no equivocarnos nuevamente vamos a precisar tener el corazón caliente, ya que la vida de nuestros hijos dependerá del futuro que le demos al país, y la cabeza muy fría, para saber hacia dónde orientar el destino de nuestra patria. Tenemos que usar nuestra inteligencia no sólo para distinguir al corrupto del que no lo es, sino también para saber qué tipo de política, qué proyecto de país queremos” (junio de 2002).

Justicia: “Nuestros pibes pobres sólo tienen la seguridad de que nunca podrán saber qué es la justicia. A lo sumo conocerán su aspecto represivo cuando sean llevados a alguna comisaría o sean víctimas del gatillo fácil. Pero en este caso se tratará de una injusticia más. Para ellos, tal vez, la última injusticia” (mayo de 2004).

Kirchner: “A este amanecer lo están pariendo los pueblos latinoamericanos, cansados de una política titiritera que siempre defiende los intereses de otros. Va más allá de Kirchner o de Lula (quien ya nos empieza a preocupar). En todo caso, dependerá de ellos el saber leer las luchas y los caminos de los pueblos y jugarse y arriesgarse por ellos. O, en el peor de los casos, terminar como Collor de Melo, De la Rúa y otros tantos sepultados por la historia” (junio de 2004).

Latinoamérica: “Este amanecer, sí o sí, tendrá que ser latinoamericano. La unidad entre los pueblos y los gobiernos de esta parte del continente tendrá que pensarse y quererse despuntando el sueño de una Patria Grande y caminando hacia la celebración de un día de la independencia que nos una a todos” (junio de 2004).

Locura: “En cada sueño que hemos impulsado hubo una cuota de locura. La indispensable para seguir empujando hacia otro horizonte” (abril de 2002).

Moral: “¿No será que los poderosos de este mundo, en especial los de nuestro occidente cristiano, con el beneplácito de vastos sectores de las iglesias evangélicas y del conservadurismo católico, se han fabricado a medida una moral puritana, puramente sexual y alejada de todo lo que sea justicia social y derechos humanos, para poder irse al cielo explotando y masacrando a sus hermanos con la conciencia tranquila?” (marzo de 2003).

Neoliberalismo: “Un día, indignado, llegué a la Curia y le dije a un obispo que tenía buen trato conmigo: Monseñor, los chicos en los barrios se nos están desnutriendo; se escapan a la calle a buscar monedas y no vuelven; los institutos para pibes pobres están repletos; no hay trabajo por ningún lado. Me escuchó pacientemente y me respondió que él también estaba preocupado, que había hablado con políticos nacionales y locales y le habían explicado que el neoliberalismo que estaban poniendo en práctica, primero provoca pobreza y después reparto para todos. La pobreza aumentó a niveles inéditos, convirtiéndose en miseria, y el dinero que se originó por el remate del país se concentró en pocas manos. Nunca se repartió” (mayo de 2003).

Obispos: “Me preguntaron qué opinaba de las críticas que los obispos le hicieron al gobierno. Respondí que si yo fuese el gobierno trataría de atender a todas las críticas que me hacen para sacar el mejor provecho de ellas. Y si fuese parte de los obispos, haría un mea culpa por no haber sido lo suficientemente lúcidos, especialmente en los primeros años del menemismo, cuando se estaba provocando la peor desocupación entre nuestros hermanos” (diciembre de 2004).

Pulseada: “Esta es la gran pulseada: de la vida contra la muerte; de la verdad contra la mentira; de la justicia contra la injusticia; de la alegría de la dignidad contra la amargura del sometimiento; de la esperanza de un país para todos contra la tristeza de que sigas siendo sólo para algunos” (marzo de 2004).

Respuestas: “Juan Pablo II reunió en torno de sí multitudes nunca vistas: hubo misas en algunos lugares del mundo a las que asistieron más de cuatro millones de personas. Sin embargo, como nunca en la historia, multitudes se alejan, quizás sin retorno, del seno de la Iglesia. Los profetas de calamidades dicen que esto ocurre porque el mundo es malo y los aleja de la verdad que habita únicamente en esta institución religiosa. Otros, que todavía creemos en las semillas de Dios que brotan en la humanidad, nos queremos preguntar, como lo hizo el cardenal brasileño de San Pablo, si no será que esas multitudes se alejan porque les estamos dando respuestas viejas a preguntas nuevas” (mayo de 2005).

Saberes: “Todo el pueblo, y no sólo los dirigentes, tendremos que educarnos en estos saberes. Para poder distinguir a un mafioso de un hombre digno. Para saber que un represor es un represor aun que se disfrace de demócrata. Para saber que, aunque necesitamos dirigentes con mucho de lo que pide la hinchada, no podemos respaldar caudillismos machistas que terminan persiguiendo a la vida. Para no creer más que esto se arregla con planes Trabajar. Para no pensar más en mi seguridad en lugar de pensar en la seguridad verdadera, que es el trabajo digno para todos” (noviembre de 2003).

Seguridad: “Si a los pibes los recibimos en el país del hambre, la desnutrición, el frío y la intemperie, ¿cómo pretendemos que nos traten cuando se hagan adolescentes? Si sabemos que el niño se hace humano en condiciones humanas y salvaje en condiciones salvajes. Por eso, la solución no pasa por bajar la edad de imputabilidad. Lo que tenemos que bajar es el riesgo que corre la vida de estos chicos, muchas veces desde antes de nacer. Para resolver el problema de la seguridad nuestra vamos a tener que construir un país que resuelva primero el problema de la inseguridad de ellos” (julio de 2002).

Sueños: “Como nos decía Helder Cámara, el obispo de los pobres: El que sueña solo, se queda en su sueño. Pero si sueña con otros, comienza a hacerlo realidad. Tenemos que juntar los sueños, porque sólo así se irán transformando en realidad” (noviembre de 2002).

Tierra: “Gracias a Dios, están surgiendo distintos movimientos ecologistas para enseñarnos, con palabras y hechos, a cuidar a la Tierra y a toda la vida que palpita en ella. Pero esta manera de pensar encuentra una opuesta que tiene al lucro por objeto y está destruyendo al planeta” (octubre de 2003).

Triángulo: “El ochenta por ciento de los presos que llenan las cárceles de nuestro país pasaron en su infancia o adolescencia por el triángulo de la muerte (policía-juez-instituto) por causa de la pobreza. La estructura de los institutos de menores es de muerte y no de vida. ¿Hasta cuándo vamos a defenderlos? ¿Qué intereses hay en sindicalistas, políticos u otro tipo de organizaciones que se cagan en los pibes encerrados? ¿Qué intereses hay en los jueces que prefieren el encierro a ver alterados sus apacibles fines de semana, o en los curas que a principios de mes cobran sus sueldos de capellanes? ¿Por qué no nos permiten llevar adelante una alternativa que logre que nuestros chicos en situación de pobreza se críen en lugares más parecidos a sus casas, con ternura, con clima de familia y afecto, mientras reconstruimos un país con pan y trabajo” (agosto de 2003).

Unción: “Les recuerdo a todos los cristianos que quizás han vivido esta Semana Santa con mucha unción y que han visto las imágenes de Jesús dolorido por todas partes, que la verdadera resurrección va a brotar de la colaboración que todos hagamos para ayudar a promover un país donde el dolor de los que sufren un verdadero vía crucis viviente se transforme en pan, trabajo y alegría para nuestra gente” (abril de 2005).

Vetas: “Yo siempre tuve dos vetas muy fuertes y trato de mantener fidelidad a ellas. Una es la espiritual, más mística digamos, de una fuerte vinculación con Dios. La otra es la social: el encarnar el Evangelio en el más débil” (abril de 2002).

Recopilación: Carlos Gassmann

(Publicado en el número 36 de La Pulseada, noviembre-diciembre de 2005)

 

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