Siempre por el borde

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Amigo de La Pulseada y fana de Racing, Carlos Barrera redactó esta sentida semblanza y le escribió una canción a uno de los máximos ídolos académicos de la historia.

Nació el 11 de marzo de 1936 en Daireaux, plena provincia de Buenos Aires. Muy pronto su familia se afincó en La Plata, en el barrio de La Loma, que por entonces no era más que un enorme baldío con algunas casitas salteadas. Ahí se hizo pibe, corriendo la pelota y la coneja en plaza Azcuénaga. Después a juntar botellas, con 14 años y el cigarrillo entre los labios.

Endureció temprano, la infelicidad ya la traía. El consuelo era la de tiento y fue a probarse a Estudiantes. Un día lo echaron por “robarle a un compañero”. En 55 y 1 no quedaba bien el carro atado a un árbol.

Años después, un viajante de comercio pagó entrada para ver un partido de la liga de Chascomús.

-¿Quién es ese flaquito que corre por la derecha? El tres ya no lo sigue, faltando 15 minutos se dio por vencido.

La hinchada deliraba. Ganaron 5 a 0 y él salió mirando el suelo. Quizás  por fin, con los premios, se pondría al día en la pensión.

El viajante anotó nombre y apellido y la semana siguiente, después de un nuevo partido, lo encaró:

-¿Querés jugar en Racing?

-¿Y vos quién sos,  Perón?

-No, soy de la Comisión Directiva. Si querés, ya sos jugador de Racing.

El flaquito lo calibró:

-Pasá mañana por la pensión. Preguntá por el loco.

 

El 4 de abril de 1955, Oreste Omar Corbatta debutó en Racing contra Gimnasia. Perdieron 1 a 0. A partir de ese día y a pesar de la derrota, comenzó la leyenda.

El romance del loco y la raya. La cintura engañando al marcador y la pelota mansa rozando apenas la línea de cal. Arriba el sol. Abajo él, jugando en nombre de tantos que no llegaron.

Verlo jugar a Corbatta fue religión. Eran 90 minutos de una desmesura sin tiempo. Era la felicidad más sencilla y accesible; un compás de espera para la vida que continuaba el lunes. La tarde se iba alargando, las sombras se hundían en el túnel.

Muchos dicen que Corbatta fue el Garrincha argentino. ¿Por qué no decir que Garrincha fue el Corbatta brasileño?

Murió hace exactamente 20 años: el 6 de diciembre de 1991, a los 55 años, en el Policlínico General San Martín de La Plata.

El pasaje Mozart hace esquina con el pasaje Corbatta. Por ahí se entra al cilindro si uno es hincha de Racing.

 

Pasajes

Corbata y Mozart / esquina de la emoción / un sombrero compadrito / y un solo de “bandoñón”. / Domingo después del fútbol / la tarde llora otra vez / y el sombrero ladeado / la tristeza no deja ver.

Alguien camina apurado / como si fuera a un encuentro / el sombrero ataja el viento / y lo demás va por dentro.

Corbata y Mozart / más que esquina, inspiración / y el sombrero inclinado / protegiendo el corazón. / Corbata y Mozart / junándome en la vidriera / con el sombrero galano / esperando la quimera.

C. B.

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