Por un nuevo modelo agropecuario

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Desde los campos del norte y otros rincones de la Argentina profunda, el Frente Nacional Campesino lanzó un llamado de atención a los habitantes del país, porque la cuestión de la tierra no es de interés exclusivo de los campesinos sino un problema de todos.

Por Emilce Boroni

Diferentes organizaciones de carácter provincial y regional que comparten las mismas luchas desde hace muchos años confluyen en el Frente Nacional Campesino, integrado por el Movimiento Campesino de Formosa (MOCAFOR), la Unión de Campesinos Criollos del Chaco, el Movimiento Campesino de Santiago del Estero (MOCASE), Hijos del Monte de la provincia de Salta, el Movimiento Agrario de Misiones (MAM), organizaciones indígenas y cooperativas agrícolas.

Ante la falta de respuestas de los gobiernos provinciales, las organizaciones decidieron nacionalizar la lucha e interpelar directamente al Estado nacional. Desde 2008 vienen diferenciándose de otros sectores del campo que se definen como oposición al gobierno.

Al Frente Nacional Campesino no lo representa la Federación Agraria ni la Sociedad Rural. “Pertenecemos a historias diferentes”, dice uno de sus referentes, Benigno López. En diálogo con La Pulseada manifiesta que “a nosotros nos tocó perder siempre” y agrega que a diferencia de la Mesa de Enlace, “queremos que el Estado intervenga en los asuntos del campo”.

Fue por eso que desde principios de abril de este año, jóvenes integrantes del FNC iniciaron una larga marcha desde el paraje Fortín Belgrano, en la provincia de Salta, y recorrieron a pie 1700 Kms. hasta la Capital Federal. Los manifestantes pasaron por diferentes localidades y parajes perdidos de Chaco, Formosa, Santa Fe y Buenos Aires donde fueron recibidos por estudiantes, trabajadores, pequeños empresarios, concejales y hasta diputados, en algunos casos.

El objetivo de la marcha sobrepasó la mera denuncia de las injusticias y los atropellos que viven diariamente los campesinos e indígenas. El FNC llegó hasta la Capital para proponer un “nuevo modelo agropecuario”. Benigno López, miembro del MOCAFOR, explica qué significa este concepto: “que se titularicen las tierras de los campesinos –lo cual es cuestión de voluntad política-; que se fortalezcan las herramientas destinadas al sector de los pequeños productores agropecuarios mediante créditos blandos, asistencia técnica para la producción y la comercialización; que se creen mercados populares donde se pague un precio justo al productor y que sea justo también para el consumidor. Actualmente el campesino recibe precios irrisorios por sus productos y los consumidores, en las ciudades, están pagando precios exorbitantes como consecuencia de que un pequeño grupo de empresas maneja el comercio de agroalimentos y fija los precios”.

“También –apunta López- es necesario dotar de mayor estructura y presupuesto a la Subsecretaria de Agricultura Familiar para agilizar los diagnósticos, la elaboración de proyectos y la ejecución de emprendimientos sustentables”. El FNC pide a las instituciones nacionales, provinciales y municipales el acompañamiento necesario para organizar cooperativas de pequeños productores y de consumidores.

El nuevo modelo agropecuario tiene que ver con esto y con las reivindicaciones históricas de las comunidades campesinas e indígenas: uso sustentable de la tierra y de los recursos naturales, producción diversificada y soberanía alimentaria.

El FNC sintetizó sus reclamos en un petitorio dirigido al Congreso y a la presidenta de la Nación que consta de cuatro puntos: 1) titularización (propiedad social) de las tierras para campesinos e indígenas; 2) apoyo técnico y económico para la producción y comercialización de los productos campesinos; 3) ley que suspenda los desalojos de familias campesinas y pueblos originarios y 4) ley que ponga freno a la concentración y extranjerización de la tierra en la Argentina.

En los frecuentes comunicados que ha ido dando a conocer (y que pueden consultarse en http://frentenacionalcampesino.wordpress.com/), el FNC se ha opuesto rotundamente al actual modelo agropecuario que representa la Mesa de Enlace, caracterizado por la “concentración de la tierra en pocas manos, acumulación de riqueza por parte de grandes empresas y pobreza, desalojo y destrucción para pequeños y medianos productores”. La entidad afirma que sus demandas no son exclusivamente sectoriales porque “el actual modelo agropecuario perjudica a la mayoría del campo y a los consumidores de los pueblos y ciudades, es decir, a todos”.

Terratenientes y empresarios cuentan con la fuerza policial y con la complicidad de jueces y funcionarios provinciales para presionar y desalojar a familias y a comunidades enteras de sus tierras ancestrales. “Cuando uno más se aleja de Buenos Aires las condiciones son peores”, dice Benigno, quien asegura que las políticas de derechos humanos parecen no haber llegado a ciertas provincias. La represión a la comunidad Qom de Formosa y el reciente desalojo violento efectuado en Jujuy en tierras de la empresa Ledesma son apenas algunos ejemplos.

El FNC elaboró un proyecto de ley para frenar los desalojos en todo el país. La propuesta apunta a regularizar las posesiones de tierras y terminar con las amenazas constantes y las persecuciones a campesinos e indígenas.

Benigno cita el caso de la población de La Florencia en Formosa, donde ciento ochenta familias que habitan 90 mil hectáreas están siendo amenazadas por dos empresas argentinas y por funcionarios locales. “Necesitan la mensura y la escritura de la tierra –señala López- y es imprescindible que el Estado haga algo por estos ciudadanos”.

A pesar de que el Código Civil es muy claro sobre el “derecho veinteañal” (quien habita durante veinte o más años una parcela tiene derecho de posesión sobre la misma), los jueces no tienen ningún problema en desoír la ley. “El Estado provincial es el principal violador de esta norma”, manifiesta Benigno.

Por eso el FNC está pidiendo actualmente una solución urgente para los campesinos con amenaza de desalojo de La Florencia, El Impenetrable chaqueño, Fortín Dragones en Salta y Los Juríes de Santiago del Estero, entre otros casos. Con mucho esfuerzo han logrado difundir su mensaje en diferentes medios de comunicación de la Capital y del interior a partir de la visibilidad que logró el reclamo mediante la marcha y el acto central que se efectuó en Plaza Congreso el 5 de julio pasado.

“Caminamos a Buenos Aires porque creemos que las puertas de los ministerios nacionales están abiertas, porque esperamos que las autoridades nacionales nos reciban, nos escuchen y nos den soluciones. Si es necesario, seremos capaces de profundizar la lucha para vivir y morir con dignidad en defensa de nuestras tierras”, dice el comunicado del FNC.

El Frente está seguro de expresar así la voluntad de miles de personas que quieren construir un nuevo modelo agropecuario con un Estado presente. Para Benigno, la caminata nacional tuvo una importante carga simbólica pero constituye apenas un pequeño paso en lo mucho que aún falta avanzar para lograr la democratización del acceso a los recursos naturales.

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