Arte para cambiar el mundo

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Foto: Gabriela Hernández
Foto: Gabriela Hernández

Los derechos humanos, la militancia, la desaparición, la niñez, la escuela y el encuentro entre arte y actualidad hilvanan la charla que La Pulseada tuvo con el dibujante Marcelo “Chelo” Candia – autor de la historieta sobre Julio López- entre pinceladas, mientras realizaba un mural en La Plata.   

Por Maria Laura D’Amico

Nació el 8 de septiembre de 1967 en Allen, Río Negro, y hoy reside a30 kilómetrosde allí, en General Roca. Pero prefiere decir que vive en Fisque Menuco (en mapuche, “pantano frío”), el nombre que tenía esa tierra antes de que Julio Roca mandara a exterminar a los indígenas dela Patagonia.  Suobra es vastísima, pero lo que lo trajo aLa Plataesta vez es su trabajo más conocido, la historieta “Griten”, sobreJorge JulioLópez. Invitado porla Comisión Provincialpor la Memoria, el Chelo Candia llegó en septiembre pasado para participar de una serie de actividades relacionadas con la juventud, los derechos humanos y el sexto aniversario de la desaparición de López.

En ese marco, brindó en el Museo de Arte y Memoria una charla sobre la relación de su trabajo con los derechos humanos. Al finalizar, el dibujante junto a algunos asistentes que se habían quedado después de la actividad realizaron un mural de producción colectiva.

En una ronda en el patio de la casa de la calle 10, entre 51 y 53, donde funciona el Museo, el Chelo coordina un intercambio de ideas sobre el mensaje que se quiere transmitir. Se habla de impunidad, de complicidad, de Policía, de silencio. Tras hacer unos primeros bocetos, el muralista empieza a dibujar líneas negras con el pincel sobre un enorme fibrofácil que luego será expuesto en el Museo.

 

-¿Cómo surgió tu vínculo con la temática de los derechos humanos?

—En principio salió naturalmente. Ahora, mirando para atrás, pienso que hubo un momento en que necesité hacer algo para cambiar el mundo. Yo siempre digo que fue cuando dejé de creer en Dios, entre los 14 y los 16 años. Esto lo sé porque lo leí; yo escribía algunas cosas en unas libretas que todavía tengo. Fue ese dejar de creer que había alguien o algo que está por encima tuyo y regula tu vida; cuando eso no está y decís ‘nadie te quiere ni te cuida, estás solo en este mundo’. Y cuando estás solo algo tenés que hacer. Si está Dios no hacés nada, total está Dios. Si no está, tenés que cambiar el mundo. Creo que ahí empieza mi militancia en el arte, que coincide con la llegada de la democracia en Argentina. Así que doblemente salí a hacer o a decir cosas que pensaba. Primero a través de la historieta y después, del dibujo. De ahí creo que viene esto de la sensibilidad social, el compromiso y la militancia.

Los trazos negros van tomando forma y allí se ve la silueta de López, erguida en el centro de la escena, rodeada de personas de tamaño menor que llevan la gorra que caracteriza al albañil —desaparecido en septiembre de 2006 pocas horas antes de conocerse la sentencia contra el represor Miguel Osvaldo Etchecolatz— y miran hacia el piso. Sólo una de las figuras tiene los brazos en alto y un grito en la boca. Todos podemos ser López. Todos estamos desaparecidos si nos quedamos en silencio.

 -¿Cómo es el momento en que elegís sobre qué tema pintar?

—El trabajo que hago es siempre a través de lo que pasa, de las noticias de actualidad que llegan por distintos medios: radio, televisión, internet. Me entero de cosas que pasan que me conmueven o movilizan y elaboro un mensaje. Rápidamente lo dibujo. Si trabajo en originales, escaneo; si no, lo hago directamente en la computadora o con la tableta digital y lo echo a rodar en las redes sociales diciendo de alguna manera qué es lo que pienso de esto que está pasando. Muchos se sienten representados por ese mensaje y lo comparten; otros no.

-En una entrevista radial decías que el dibujo sobre Carlos Fuentealba lo vomitaste. ¿Cómo fue ese proceso?

—El dibujo sobre Fuentealba fue una de las primeras cosas que empecé a hacer en esta forma, al sentir que tenía que decir algo ante determinadas situaciones. Lo de Fuentealba fue un vómito. A él le pegan un tiro un miércoles, creo que agoniza hasta el jueves y yo hago la historieta el viernes mientras escuchaba la radio, con los docentes y un montón de gente movilizándose y cortando el puente que une Cipolletti y Neuquén. Yo no estaba ahí cortando el puente: estaba dibujando sobre ese tema. A mí me moviliza ponerme a dibujar y lo prefiero a una expresión multitudinaria de marcha o algo así, más allá de que me parecen bien las marchas. Prefiero responder de la manera que yo sé, que es dibujar y hacer un mensaje gráfico, digital, y mandarlo. Es mi forma de apoyar determinadas causas o de denunciar determinadas injusticias.

Cuatro chicas tapan con rojo, negro, azul y verde los blancos del fondo. Con un trazo negro, el Chelo da vida a los colores. Las manchas toman forma y se convierten en niños, jóvenes y viejos. Conversan poco. De fondo suenan Los Redondos. Sobre la mesa, una cerveza helada.

-¿Cómo se te ocurrió hacer la historieta “Griten”?

-Ahí pasó algo especial. La hice en 2007. Yo venía con la idea de invertir el tema de los desaparecidos desde hacía mucho. Me preguntaba: ¿qué desaparece para el desaparecido? Para nosotros desaparece tanto o tan poco como una persona. Pero para la persona desaparece todo:el barrio, su casa, sus hijos, todoel mundoes lo que desaparece. Entonces mi pregunta era ésa y la idea me dio vueltas siempre. Hice algunas cosas; nunca las mostré; sentía que todavía no estaba madurala idea. A Lópezlo vi declarar por televisión y él es hasta hoy el único desaparecido al que yo vi. A los otros los vi en fotos, cuando ya estaban desaparecidos. Pero a López lo vi y existió en el mismo momento que yo estaba existiendo. Eso no me pasó con ninguno y me parecía algo increíble. Y veía que a la gente no. Me dije: ¿cómo se puede dejar desaparecer a alguien en democracia y por declarar lo que todos vimos que declaró? Me pareció que nadie estaba peleando por él, o eran muy pocos. Ahí me dije ‘pucha, parece que estamos nosotros desaparecidos en vez de él, porque no estamos haciendo nada’. Y bueno eso es lo que dice la última frase de la historieta: “A veces parece que los desaparecidos somos nosotros”.

Pensada para la pared

“La mayoría de los historietistas hacen una historieta que va a ser publicada en una revista. En este caso, el soporte primero y principal era la pared —compara el dibujante—. La historieta entonces tenía que ser sintética. La hice y la eché a rodar rápidamente por mail. Fue un 24 de marzo. Creo que fue una amiga que es hija de desaparecidos y estaba militando la que lo desparramó a través de mails de personas que trabajan con los derechos humanos: organismos, comisiones de la memoria y toda la gente que estaba trabajando en eso. Y explota. Creo que representaba algo que pensaban todos. De la desaparición de la lucha, de nosotros, que no luchábamos”.

“Rápidamente me empezaron a llegar mails pidiéndome la historieta para publicarla —recuerda—. Eso era un indicativo de por dónde estaba circulando. Me escribían pibes del secundario que querían exponerla en sus revistas de centro de estudiantes y gente que estaba en un nivel de trabajo de revistas más importantes, como Puentes, dela Comisión porla Memoria, o miles de revistas de prensa, muchas de izquierda, diarios…”.

El Chelo retrocede varios pasos, mira la obra desde lejos y analiza su evolución: “Tenemos varios niños y no mujeres. A algunos se les ven los ojos y a otros no. Esto no quiere decir nada en particular, sino que fue lo que apareció acá”. Después toma de nuevo el pincel, avanza hacia el mural y rellena de blanco la silueta de López. Con negro traza los bordes de la cara. El pincel acaricia la madera y en ese trabajo minucioso ambos parecen mirarse a los ojos.

“Griten” nunca fue publicada en un medio masivo “porque nunca nadie me la pidió”, explica el autor. Pero igual llegó lejos: integró la mega muestra de historietas y humor gráfico “Nos tocó hacer reír. Argentina en viñetas”, que expuso trabajos de más de 100 historietistas argentinos de todos los tiempos enel Museode las Comunicaciones de Alemania durantela Feriadel Libro de Frankfurt 2010. La curadora, Judith Gociol, eligió el homenaje del Chelo a Julio López para integrar el capítulo “Nunca Más” de la muestra.

Tras horas de trabajo en el Museo, comienzan a irse algunos de los integrantes de esta producción colectiva. El Chelo sigue dando vida con el pincel, alejándose para ver el cuadro completo y volviéndose a acercar para agregar detalles. Se arrodilla en el piso para llegar a los bordes y se estira en puntas de pie para cubrir el margen superior. Se vuelve a alejar y observa el mural completo.

Se está haciendo de noche. La obra parece estar lista. El Chelo escribe con blanco la fecha y los nombres de quienes participaron. Después se moja los dedos con la cerveza que quedó en el vaso y salpica al mural, como un bautismo pagano. El ritual termina con una foto del autor junto al cuadro terminado. Un brillo de satisfacción le domina la mirada.

 

“Los artistas deberían acercarse más a las escuelas”

-¿Cómo es el trabajo que hacés con niños en los barrios de Fisque?

—Doy talleres de dibujo, de historieta y de mural en barrios, y talleres de historietas enel centrode la ciudad, adonde va gente que paga una cuota. Cuando voy al barrio no busco enseñarles a dibujar sino que el objetivo es otro. Si tenemos ganas de dibujar dibujamos, pero a veces no tenemos ganas y nos vamos dos horas a jugar ala pelota. Yse me hace difícil explicarle al secretario de Cultura, que es el que me paga, cuando va al taller de cultura y nosotros estamos jugando a la escondida.

-¿Qué sentís que te aporta trabajar con niños?

—Aprendo mucho de ellos, para mí son maestritos. Yo soy autodidacta en la plástica, el dibujo yla historieta. Sime preguntás ‘¿a quién seguís?’ o ‘¿cuál fue tu maestro en la forma de verel mundoasí con los ojos grandes?’, son los niños. Trabajo mucho con ellos y aprendo un montón de las cosas que me cuentan. También siento que a veces puedo verel mundoa través de los ojos de un niño y crear un mensaje que si lo ves con los ojos de adulto no se te ocurriría. Se ve distinto.

-¿Distinto cómo?

—Con más asombro, curiosidad y ganas de saber. A veces los adultos creemos que nos las sabemos todas. Los chicos nunca creen eso. Ellos siempre están pispeando todo. Es muy interesante tener siempre presente ese estado de niño. A veces te ayuda a sobrellevar cosas que en estado adulto te duelen más. Es un estado quizás defensivo. No mirásel mundopensando en el dinero; es otro interés, el del juego, el asombro,la curiosidad. Aveces te ayuda a mirar temas de una forma que no verías si miraras con los intereses de los adultos.

-¿Cómo ves el proyecto de ley para que los jóvenes puedan votar a los 16 años?

—Creo que a los chicos hay que darles espacios pero no decirles qué tienen que hacer. A veces uno les dice que tienen que tener derechos, elegir a su presidente. Basta con el “tenés que”.  Hay que darles el espacio y ellos lo van a ocupar solos. Creo quea veces elhecho de darle los derechos a alguien te pone en un lugar de poder hacia ese alguien, porque vos sos el que les da los derechos. En realidad yo creo que el chico se está ganando esto, no es que le están ampliando los derechos. Y me parece bueno que un gobierno tenga la antena atenta a esas demandas de los pibes.

-¿Qué creés que falta hacer en políticas vinculadas a la niñez?

—Trabajar mucho en el terreno dela educación. Enqué van a hacer los pibesa la escuela, que está a años luz de retraso. Sé que hay lugares distintos y que el conocimiento al que hago referencia es de Río Negro, pero por ejemplo, las horas de música, arte, plástica son “especiales”… lo central esla matemática. Hayque revisar esas cosas… Al chico le gusta mucho el juego,el teatro, la plástica, la música, y no siento que se le esté dando ese espacio. Los artistas deberían acercarse más a las escuelas. Están bien algunas cosas que hace este gobierno, como el tema de las computadoras, pero lo que hay que cambiar es algo mucho más profundo y no sé cómo se hace.

 

Arte y parte

El Chelo Candia pintó murales en La Plata, Mar del Plata, Quilmes, la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y múltiples localidades de Córdoba, Neuquén, Río Negro y Chubut. Integra el grupo Historieta patagónica. Da talleres de arte para niños en barrios periféricos de Fisque. Colabora con las revistas Devenir y Sudestada, con la Agencia de Noticias Rodolfo Walsh y con la revista digital La Mojarra Desnuda, entre otras publicaciones. Y editó los libros Rigor mortis (2010), una historieta que encara con humor e ironía el gran tema de la muerte, y El bondi (2012), un policial que narra el frustrado robo a un colectivo. Ambos fueron publicados por La Duendes, una editorial que se dedica exclusivamente a difundir la obra de historietistas patagónicos.

Muralista, escritor, gestor cultural, tallerista, historietista, comunicador social y dibujante, el Chelo cree que, más allá de las profesiones, lo importante es buscar hacerse visible desde el lugar que cada uno ocupa. Mostrarse como una forma de existir; de decir “acá estamos”. “Vivos”.

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