La Casa Ludovica, un hogar lejos del hogar

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Foto Luis Ferraris

Es un edificio moderno, de cuatro pisos que cuenta con 30 habitaciones para las mamás de chiquitos que requieren tratamiento ambulatorio en el Hospital de Niños de La Plata. Creada por la Fundación del Hospital, la Casa Ludovica atenderá a familias que no tienen recursos para permanecer en la ciudad el tiempo que duran las prácticas médicas. Su presidenta, Herminia Itarte, cuenta los detalles de una iniciativa solidaria para cuidar del espacio de los niños.

Por Juan Manuel Mannarino

El Hospital de Niños Sor María Ludovica fue creado en 1889 y es un centro de alta complejidad y de excelencia pediátrica que no sólo atiende miles de personas del conurbano sino también del resto del país e incluso del exterior. “Nuestro hospital tiene mucho prestigio y el porcentaje de derivación que atendemos es alto. Mucha gente no tiene obra social en nuestra provincia y sigue recurriendo a nuestro hospital, como ocurre también con gente de países limítrofes porque en sus países la salud es privada”, analiza Herminia Itarte.

Antes de estar a cargo de la Fundación, Herminia fue directora del Hospital de Niños durante once años. Es una mujer pequeña, de pelo corto y anteojos, y de una energía avasallante: sube y baja los cuatro pisos del enorme edificio de la Casa Ludovica con familiaridad, organizando los movimientos de sus compañeros y asegurando las provisiones. “La Casa” ubicada en 14 entre 64 y 65, está a punto de habilitarse y las 30 habitaciones aguardan expectantes la llegada de las familias.

“Trabajando en el hospital como terapista intensiva pre-natal veía dos problemas habituales: el acompañamiento del niño internado y la permanencia de la mamá con el chiquito cuando tenía que volver a La Plata para continuar el tratamiento ambulatorio. Cosas que confirmé cuando fui directora”, explica Itarte. Allí surgió la inquietud por abrir un hogar de tránsito que albergara a los pacientes ambulatorios. El primer problema fue resuelto por el dormicentro de calle 6 y 61, creado en 1989 por el sistema de Voluntariado Universitario. Pero no así el segundo. Y por eso se creó la Casa Ludovica.

“Al ser el Hospital de Niños un hospital de referencia para la Provincia, hay casos de interconsulta permanentes. Es común que algún médico decida hacer un tratamiento de días, por ejemplo de cardiología, donde se hace el estudio y se debe esperar el resultado, y así pasa el tiempo, con la madre y el niño a la deriva. Problema que se agrava cuando la gente viaja más de 200 km”, dice la médica.

Los “hogares de tránsito” se inauguraron en la ciudad de Buenos Aires en 1948, siendo las primeras obras edilicias de La Fundación Evita y nacieron con el fin de proteger socialmente a la mujer que con o sin hijos, estuviera privada accidentalmente de domicilio por carecer de medios. Los hogares estaban destinados a dar alojamiento provisional y alimentación en forma gratuita mientras durara el estado de necesidad. Se apuntaba así a paliar la escasez de vivienda, pero también a cubrir el alojamiento transitorio en Buenos Aires de mujeres que, viviendo en el interior, necesitaban por ejemplo, cumplir con un tratamiento médico, realizar un trámite, o conseguir trabajo. La Casa Ludovica surgió como un hogar con características similares ya que tiene condiciones de comodidad doméstica para que las madres con sus hijos se sientan “como en su hogar pero lejos de su hogar”, tal como le gusta decir a Herminia. “Nuestra Fundación surgió en 1991 para dar impulso a la investigación y la docencia dentro del Hospital. Pero a partir del 2001, tuvimos que radicalizar la dimensión social. Era impresionante la cantidad de gente que necesitaba un apoyo para sus tratamientos ambulatorios. Y la idea de la Casa Ludovica tomó relevancia”.

Una monja del hospital le comentó a Herminia de un terreno que estaba en venta a sólo 50 metros del hospital. En 2003, con recursos propios y algunas donaciones, la Fundación compró el terreno, que tenía una pequeña casa, posteriormente demolida y cinco años después escribió una carta requiriendo ayuda a la Presidencia de la Nación. Le dieron una entrevista y en 48 horas Cristina Fernández de Kirchner le habilitó un subsidio para la construcción de la “Casa Ludovica” a través del Ministerio de Desarrollo Social. Luego, se anexó una ayuda estatal para el equipamiento y el mobiliario.

La Casa cuenta con 30 habitaciones con dos camas, cuna y baño privado, cinco de ellas para chicos con capacidades diferentes, un salón de usos múltiples, tres espacios para que las mamás puedan recibir visitas y un espacio de lavado y planchado. El terreno, de 10 por 60 metros, está frente al parque Saavedra, y ubicado en una situación ideal para que las madres estén cerca del Hospital y de sus hijos.

¿Cómo se ingresa al hogar de tránsito? “Es el Servicio Social del Hospital el enlace por el que los chicos llegarán al hogar. El alojamiento no será por más de dos semanas con prioridad para los pacientes ambulatorios que vivan a más de 100 kilómetros de La Plata”.

¡Los niños a jugar!

Hay un color para cada piso: está el rojo, asociado a la tierra, el azul al agua y el amarillo al aire. El último piso es el de lavandería: un servicio completo de lavado, secado y planchado, para que las madres puedan cuidar la ropa de sus familias. “La Casa Ludovica” parece un hogar de ensueño: ascensores inteligentes con medidas para camillas, los mejores juguetes, los vidrios lujosos y un silencio que espera las conversaciones de pasillo entre las madres y los gritos de los niños en la sala de juegos.

Herminia Itarte aclara que la Casa, que dará el desayuno, la merienda y la cena a madres y niños (el almuerzo lo provee el Hospital), no es un ámbito asistencial, sino más bien un hogar donde se priorizará el entretenimiento. Las actividades serán coordinadas por un equipo profesional integrado por el consejo de administración de la Fundación, una contadora y una trabajadora social, y habrá diferentes talleres, gestionados por un voluntariado legalmente establecido.

Los talleres serán de nutrición para abordar “el tema de la alimentación, de la mala nutrición y la obesidad”, y de coro, “que ya funciona en la parte social de la Fundación”. También habrá de pintura y de estética. Herminia es optimista: “la comunidad es muy solidaria para apoyar las actividades del Hospital y creo que se acercará masivamente para ayudar a cubrir las necesidades que tiene la Casa”.

La máxima autoridad de la “Casa Ludovica” rescata el poder del Tercer Sector: son las ONG, integradas por la Fundación, el dormicentro y la cooperativa del Hospital quienes articulan y coordinan las acciones sociales sobre los pacientes ambulatorios. Una experiencia en base al modelo de Cuba, donde el Hospital Pediátrico William Soler ha sido pionero en el continente en el desarrollo de la especialidad y, paralelamente, en  el impulso de una intensa actividad asistencial: tiene un barrio propio donde se alojan los papás para la atención de los chicos.

“Tenemos un vínculo muy estrecho con la Casa Garraham y también con las Casas Mc Donald, si bien con una diferencia, porque sus requerimientos no son muy afines al componente social de nuestros pacientes”, agrega Itarte, quien explica que el modelo de atención ambulatoria se está imponiendo en el mundo: reducir el período de internación de los pacientes facilitando su recuperación en el ambiente familiar. La Casa Ludovica, subraya la directora, “tendrá una infraestructura de alojamiento que permita que esas personas puedan venir a La Plata a hacer lo que corresponda y permanecer en el Hospital sólo las horas que deben requerir esa atención”. Y agrega con contundencia: “Como sociedad, tenemos que mirar las circunstancias sociales, políticas y económicas además de las médicas. Y dar lugar a los que menos tienen. Ese es nuestro objetivo con la Casa Ludovica”.

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4 commentsOn La Casa Ludovica, un hogar lejos del hogar

  • yo estoy en el coro desenme suerte

  • HOLA QUIERO SABER SI YA INAUGURÓ Y CÓMO SE HACE PARA RESERVAR O CONFIRMAR QUÉ NECESITO ALOJARME AHÍ CUANDO MI HIJA DE CASI 2 AÑOS SEA DERIVADA AL HOSPITAL?SOY DE TRELEW-CHUBUT.MUCHAS GRACIAS FABIANA GARCIA

  • hola quería saber si puedo donar libros escolares, son de primaria y están en perfecto estado, gracias

  • Hola. Les comparto mi poema a la Casa Ludovica. Saludos.

    «Aquí vivieron»: Casa Ludovica

    Yo conozco este estado….

    Una llega hecha un fantasma,
    después de noches y noches de dormir en el suelo.

    Trae los párpados vencidos
    y los huesos crujientes
    y arrastra una bolsa o la mejor de las veces un bolsito o valija…

    Y trae como bandera un SAMO
    o una planilla de Servicios Sociales
    y esa venia y el registro cumplen los requisitos y entrás en la Casa.

    Pero tres segundos antes de mostrar los papeles
    ya te reciben el calorcito de una sonrisa y la confianza porque saben, todos saben, que sos Mamá y eso es sagrado.

    Sos Mami y estás empujando, acompañando, dando a luz reiteradas veces… El fantasma es una mamá que necesita descansar.

    ¡El sueño de una cama…!
    El milagro de un tecito…
    La magia de una ducha caliente…
    ¡Sábanas limpias!
    ¿No será mucho pedir…?

    La Casa sabe que este ejército de mujeres destempladas,
    esta legión de mujeres en batón, chancletas, bufanda, estampas y lunares, rayas y nylon…. son mamás.

    Salimos a destiempo,
    con lo puesto y a los rajes.
    Salimos disparadas
    de nuestras propias casas,
    de nuestras ciudades natales… muchas dejaron sus provincias y vieron pasar montañas, lagunas, ríos, ferrocarriles, pueblos, trenes, autopistas….
    Y estamos todas en la Casa.

    Yo conozco este estado.
    No pueden contármelo.
    Somos las que sabemos que es acá y así.

    Nuestros hijos yacen sanando a media cuadra.
    Cualquier timbre conmociona y te crispa desde los talones a la nuca.
    El llanto se agolpa y todos saben que saliste corriendo de nuevo, al Hospital.

    La Casa es una Casa de papel donde te llaman «¿San Nicolás? y te das vuelta a ver quién te llama. «Ah Villa Gessel, te vi esta mañana, te traje la comida que quedó». Y Villa Gessel sonríe porque ese día todavía no hizo los papeles en el comedor y no tiene su ingesta.

    Y así Mercedes, Ramallo, Ciervo Petiso, Carro quemado, Junín, Santiago del Estero, Bahía Blanca… Mar del Plata y toda la geografía nacional que confluye en la Casa.

    Un mapa cambiante de madres que no cesa.

    Cuando estamos solas
    compartiros el tercer piso.
    Esa cocinita sabe que llorás, reís, peleás, te amigàs y te separàs. Todas a flor de piel,
    rezando por los hijos,
    la medicaciòn que no llega,
    la obra social que no se pone las pilas,
    la obra social que no tenés…
    la leche que te tomaron, la heladera que quedó abierta
    y la naranja que te tiraron a la basura sin saber….

    Cuando estás sola no estás sola.
    Te toca cualquier mamá
    como compañera de cuarto.
    Y eso cambia.
    Cambia todo el tiempo,
    Hablás mucho o no hablás nada.
    Cada una llora por su lado
    o las dos lloramos juntas.
    No decimos nada
    o nos decimos todo
    de una camita a la otra,
    sin conocernos las caras,
    en lo oscuro.

    Amigas sin rostro.
    Amigas en carne viva.

    Y un día tenés un alta ambulatoria con tu hijo
    y ves a las madres detrás de los hijos
    y ves a los hijos detrás de las madres
    Sondas. Bolsas. Parches. Vendas.
    Sillas de rueda.
    Barbijos de antes de la pandemia.
    Bastones canadienses.
    Rarísimos dispositivos desconocidos.
    Cosas que se enchufan y hacen ruido.
    Hermosos aparatos remedios procesos que los traen de vuelta a ambular y estar juntos en una Casa. Aunque no sea la tuya.

    Pero todas sabemos que es acá y así.

    Y la Casa tiene a los chicos con sus madres.
    Y el jardín es otra cosa.
    Y los juguetes tienen sentido.
    Y pasás al Comedor de la planta baja
    y ellos se hacen amigos
    o no se hablan
    o son amigos de toda la vida,
    porque hace veinte minutos compartieron un juego y hablaron de sus medicinas.

    Y llorás un poquito, y por qué llorás si está bien.

    No hay mensajes que alcancen en el celular,
    y una quiere todos los mensajes.

    Seis meses de mensajes.
    Una red que sostiene desde la pantalla en lo oscuro,
    Una Casa que cobija a media cuadra del Hospital.

    Casa. Casita. Casa.

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