Historia coral de la nueva canción

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Martín E. Graziano, que habitualmente publica en La Pulseada notas sobre música, presentó el mes pasado su libro “Cancionistas del Río de la Plata. Después del rock: una música popular para el siglo XXI”. Para el autor de esta nota, se trata de “un gran libro”. Veamos por qué.

Por Sergio Pujol *

Sabemos que la historia avanza de acuerdo a los principios antitéticos del azar y la necesidad. El azar atraviesa las historias de Cancionistas del Río de La Plata (Gourmet Musical, 2011) como en una novela de Paul Auster: ¿qué hubiera sido de Lisandro Aristimuño si no se mudaba a Buenos Aires tras un amor? ¿Por dónde hubiera avanzado la vida de Gabo Ferro de no abandonar el hardcore y ponerse a estudiar historia? ¿Qué importancia tuvieron las afinidades artísticas de los padres de Pablo Dacal en su voluntad de ser un intérprete omnívoro de canciones inclasificable? ¿Cómo habría sido la vida pictórica de Alfonso Barbieri si se hubiera quedado en Córdoba? En fin, ¿hacia dónde hubiera ido Martín Buscaglia si Eduardo Mateo no se hubiera cruzado en su vida?

Pero enseguida, la necesidad nos arrima una posible respuesta: todos ellos querían expresarse, necesitaban hacerlo. Y el público, cierto público, acaso fatigado de rock post-2001, acaso aburrido con los informes sobre la crisis de un género y sus locaciones, todo esto agravado, lógicamente, con la tragedia de Cromagnon, los necesitaba a ellos, porque uno no puede pasarle lo que le resta de la vida escuchando sólo escuchando canciones históricas.

Expresión es un término romántico que aún hoy, en medio de esta confusa modernidad tardía, sigue explicando el mundo de las artes. Y la expresión, por más personal o visceral que sea, siempre es un dato de época. Por lo tanto, esos cantautores o cancionistas –el afán nominalista de Graziano es prueba de su perspicacia como observador de lo nuevo– conforman una generación, son la levadura de nuestros días, lo que se sale de cuadro para fisgonear el futuro.

Es interesante la relación que todos ellos mantienen con el rock. En cierto modo, el rock es para ellos una tradición.  No hay que sufrir un ataque de melancolía para constatar que el tiempo pasa, “el tiempo no para” y lo que ayer era novísimo hoy es tradición, por más iracundo que se nos ponga el Pomelo de Peter Capusotto.

Si para la generación de María Elena Walsh y Jorge De la Vega –de ellos se dijo en los años 60 que eran exponentes de una Nueva Canción Argentina-, la rebelión tenía forma de contra tango, lejos de los géneros tradicionales, hoy quizá el tótem a derribar sea el propio rock, que habría pasado así de parricida con futuro a un viejo cínico. Aunque nunca se sabe. Tampoco debe pensarse la historia de la música que está llegando en un sentido lineal. Y eso es lo apasionante de esta fresca historia que Graziano nos cuenta a través de las voces de sus protagonistas: el interés por ciertas huellas del pasado -de la milonga a la chanson, de la balada de Moris al candombe estilizado, de Spinetta a Fito Páez– no quiere decir que estemos repitiendo nada. Todo es nuevo en la medida que lo escuchemos con nuevos oídos. Todo es cuestión de saber escuchar.

La gran diferencia entre estos cancionistas y los que siguen repitiendo las muecas de una música completamente estandarizada reside, justamente, en el arte del buen oír. Sin prejuicios ni tabúes. De Leonardo Favio a Fernando Cabrera, pero no para relativizar las diferencias con gesto posmoderno, sino para inventar un camino nuevo a partir de un legado multiforme, y en algún sentido incontinente.

Este es un gran libro. Nos habla de una historia en gestación, pequeña, como suelen ser las historias más bellas. Es un libro lleno de audacia, porque construye su objeto de estudio con aquello que vislumbra, que está, por supuesto, pero no todos ven; no tan claramente como Martín. Una operación similar hizo Miguel Grinberg, prologuista de este libro, cuando, más de una generación atrás, se convirtió en vocero y teórico de lo que venía. En ese sentido, el de Graziano es un libro adelantado, que ausculta no un género cristalizado sino su posibilidad de ser. Está escrito con las técnicas del periodismo, pero tiene la talla del ensayo y se postula como el verdadero libro/manifiesto de canción popular rioplatense de principios del siglo XXI.

* Periodista, historiador, investigador, autor de libros como “Canciones argentinas (1910-2010), “En nombre del folklore”, “Rock y dictadura”, “Como la cigarra y “Jazz al sur”

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