Más de 3.000 chicxs y educadorxs de organizaciones de niñez del Gran Buenos Aires y la región de La Plata concentraron y movilizaron en la República de los Niños en el marco de una nueva edición de la marcha “El hambre es un crimen”, para reclamar políticas urgentes contra la pobreza y visibilizar la falta de trabajo en los barrios. También reclamaron –como lo hacen en cada marcha– el derecho a jugar, estudiar y crecer con dignidad.
Fue en una jornada que combinó actividades deportivas, recreativas y un cierre comunitario que incluyó una bendición del pan realizada por el arzobispo platense Gustavo Carrara.
Por segundo año consecutivo, la República de los Niños fue el escenario elegido por organizaciones comunitarias de niñez del Gran Buenos Aires y la región La Plata –entre ellas estuvieron todos los emprendimientos del obra del padre Carlos Cajade, cuya imagen estuvo presente en todo momento.
El encuentro se desarrolló el sábado 15 de noviembre y durante la mañana los grupos disfrutaron de los juegos del predio y participaron de diversas actividades deportivas preparadas especialmente para la ocasión. El espacio recreativo buscó poner en el centro el derecho de las infancias a jugar, aprender y compartir en comunidad.
Tras el almuerzo, los niños, jóvenes y educadores que integran las Organizaciones de lxs Chicxs del Pueblo iniciaron una marcha que recorrió el predio y culminó en la plaza central. Allí, desde el balcón de la Casa de Gobierno de la República fundada por Eva Perón, distintos chicos y chicas actuaron como voceros de sus compañeros y expresaron la preocupación que atraviesa a los barrios.
“En un país rico, productor de alimentos, no puede ser que haya chicos sin comer. Las familias de los barrios están muy mal, no hay trabajo o se gana muy poco, y los pibes caen en la droga. El Estado nos dejó solos”, afirmaron durante la intervención pública.
“Las familias de los barrios están muy mal, no hay trabajo o se gana muy poco, y los pibes caen en la droga”
Desde la comunidad gitana Marea, de Mar del Plata, otras voceras sumaron su testimonio: “Todos los chicos merecen jugar, estudiar, y no tener que ir a trabajar. Cuando nosotros vamos a la playa, vamos a vender y eso no está bien”.
Una celebración comunitaria
Al finalizar la marcha y los discursos, las organizaciones realizaron una ceremonia de bendición del pan, concebida como un gesto de unidad y compañerismo. El rito fue encabezado por el arzobispo platense, monseñor Carrara, quien acompañó a las familias, educadores y niños presentes en el cierre de la actividad.
La jornada concluyó con un fuerte mensaje colectivo sobre la urgencia de políticas públicas que protejan a la niñez y garanticen condiciones de vida dignas para las familias de los sectores populares.














































