Acaba de asumir el papado León XIV, luego de los 12 años de Francisco. No podemos hacer un análisis pormenorizado de cómo desarrollará su tarea pastoral, pero sí una semblanza inicial de acuerdo a lo que hemos visto en estos primeros días.
La primera impresión es esperanzadora, no sólo por el nombre que eligió, León, que nos habla del Papa que le dio el puntapié inicial a la Doctrina Social de la Iglesia como la conocemos, sino porque sabemos que su historia es de cercanía a los pobres y marginados, como de defensa de los migrantes, en oposición a la práctica de Trump y Bukele entre otros.
León XIII supo leer el momento histórico que vivía y puso a la iglesia en camino con lo que conocemos como un “catolicismo social”, un incipiente ecumenismo, y una apertura a la modernidad y su mensaje.
Pero no podemos negar que la figura de Robert Prevost también nos genera incertidumbres en lo que se refiere a la dinámica interna de la institución eclesiástica. Su posición sobre el tema de género y las disidencias sexuales, el impulso o no que le dará a la sinodalidad que comenzó Francisco, la apertura a las mujeres en la estructura interna, el celibato, etc
No es momento de apresurarnos en los análisis y las miradas sobre el nuevo Papa. Habrá que verlo caminar, ver sus primeros gestos y escuchar sus primeras definiciones. El camino abierto por Francisco, de cercanía con las minorías y con los no creyentes, será una vara a tener en cuenta para discernir el papado de León XIV.
(*) Coordinador del Colectivo de Teología de la Liberación “Pichi Meisegeier”