Chusmeando el barrio…

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Salimos a patear las calles del B.A., Barrio Aeropuerto. Entre mate y mate, Omar, Andrea y Norma, nos contaron cómo era todo cuando llegaron hace muchos años, recuerdan a Cajade y comparan a los jóvenes de hoy con los de antes.

Andrea y el barrio familiero

Es la madre del Jere, uno de los pibes de Casa Joven. Vive en calle de tierra, cerca de la Casa de los Bebés y la Casa de los Niños.

-¿Cuándo viniste al B.A.?

-Hace diez años.

-¿Con quién viniste?

-Con los nenes.

-¿Por qué este barrio y no otro?

-Porque justo me tocó quedarme sin casa y tenía una tía que me facilitó el lugar.

-¿Cómo era el barrio cuando llegaste?

-No tenía mucho asfalto. Era casi todo de tierra, muchos perros y basurales por todos lados.

-¿No pasaba el basurero?

-No, era todo más campo, más aislado. No le prestaban tanta atención.

-¿Conocistes al padre Cajade?

-Sí, un ángel de luz, amor por el prójimo, amor por el que necesitaba… y por el que no necesitaba también. Era incomparable el amor que tenía.

-De todos los barrios donde viviste, ¿cuál te pareció mejor?

-Este, Barrio Aeropuerto.

-¿Qué tiene de mejor a los otros?

-Es más familiero, más humano. ¿Cómo te puedo decir? Yo fui mamá soltera y siempre necesité diferentes ayudas. Acá me favoreció el padre Cajade para que yo tenga a los chicos sostenidos en la guardería, para poder trabajar.

-¿Cuando llegaste acá tenías algún laburo firme?

-Nada tenía… Una mano atrás y otra adelante. Me tocó venir a este lugar porque no tenía otra cosas que hacer, no tenía dónde ir, vivíamos de un lado al otro.

-¿Qué te parece Casa Joven?

-Muy bueno. Es bueno para los chicos porque para los adolescentes es más jodido que se metan en una esquina aprendiendo cosas que no deben. Están en un lugar donde están contenidos, con profesionales, con jóvenes como ellos y gente que los ayuda a estudiar para el día de mañana ser alguien como persona.

-¿Qué diferencia ves en la juventud de ahora con la de antes?

-Es muy alocada, no tienen los valores de antes. Por ahí no tienen límites. Nos cuesta ponerles límites, conducta.

-¿Por qué creés que se dio ese cambio?

-Y debe ser mayormente porque los padres no les ponen límites. También desde arriba, los cargos mayores, algunos maestros, los profesores… No sé, será el tiempo que pasa, el tiempo de la educación. Ahora, como quien dice, hay mayor libertad para todos. Yo ando vendiendo cosas en la calle y me doy cuenta de algunas cosas… Por ahí los padres se sacrifican todo el día, de la mañana a la noche, y los chicos no lo valoran, no lo respetan… Yo trato de ser madre, pero también compañera, aunque a veces no sé cómo controlarlo. A veces si los veo en algo raro en seguida los agarro de una oreja, los siento y les hablo.

-Lo que pasa es que nos hablan bien, está todo bien, pero si nos levantan la mano…

-Lo que pasa es que a veces sobrepasa, porque los padres llegan de trabajar cansados. Anteriormente, con la más grande, trabajaba desde las 7 de la mañana hasta las 7 de la tarde y por eso yo entiendo a los papás que por ahí están trabajando todo el tiempo. También hay que escucharlos a los jóvenes. Si tienen mala conducta llevarlos al psicólogo. Tienen que estudiar porque ahora hasta para barrer hacen falta estudios.

Norma, abuela antes de los 40

Tiene 39 y viene de Oberá, Misiones. Es la mamá de Yesi (“Yei”), Omar, Lucas, Matías y Karen. También es la abuela de Mia Morena, la bebé de Yesi. “Llegué al barrio en el 97 –cuenta-. Vivía con mis padres y mi pareja, pero él se volvió a Misiones y ahí empecé a trabajar, cuidar mis hijos y vivir como podía”.

-¿Por qué viniste acá y no a otro lado?

-Porque acá vivían mis padres y ya hacía 20 años que estaban acá.

-¿Cómo era el barrio cuando llegaste?

-Cuando caí al barrio me imaginé como una ciudad, como Posadas, Oberá, sin tierra, todo asfalto. Al final era una ciudad normal, un barrio normal, muy poca gente.

-¿De qué trabajabas?

-De empleada doméstica, de limpieza, todo por hora. Me repartía en casas de Tolosa, el centro y Capital Federal. Volvía a las 11.30 de la noche. Yesica se ocupaba de sus hermanitos, se encerraba con llave y me esperaba. Yo llegaba con la comida para ellos y al otro día a las 5 de la mañana salía a trabajar otra vez. Así los crié. Después nació Matías y tuve que dejar el trabajo de Capital y otro más. Hasta que los patrones que tenía fallecieron el año pasado y quedé ahí… Ahora estoy desocupada.

-¿Cómo se divertían los jóvenes en esa época?

-Cuando Jesica ya tenía 7 años, aprendí a conocer la ciudad de La Plata y entonces salía con mis hermanos y sobrinos. Iba al Coloso, después a Paraíso, después cuando salió, a Paraguay Disco. Esa era mi vida, pero trabajaba de lunes a sábado. El sábado a la noche nos juntábamos con amigas y nos íbamos a bailar. Pero después era trabajo. El domingo estaba con ellos, íbamos a la plaza, a la Balandra, a donde sea. Los llevaba a ellos a todos lados.

-¿Cómo es el barrio hoy?

-Distinto. Más gente, más afanos, no tenés la seguridad que tenías antes. Salís a la calle con unas zapatillas más o menos y te roban las zapatillas, salís con cuatro pesos y te roban los cuatro pesos. A los chicos los retás y te mandan a freír mondongo. La educación de antes era muy distinta a la de hoy. La crianza, con los padres, los hermanos. Nosotros con mis hermanos teníamos nuestros deberes de levantarnos a las 4 de la mañana. Mi deber de ordeñar las vacas. Hoy en día los tenés que levantar para ir al colegio y cuando se levantan, los esperan en la esquina y se van para otro lado, no va a la escuela. Yo terminé séptimo grado y si no tenía zapatillas usábamos medias hechas con pantalones cortados que mi mamá cocía. Hoy en día, si no tienen un par de zapatillas de marca, no van a la escuela. Yo dije que para mis hijos no le voy a dar esa vida. Porque es feo. Quizás les di demasiado. Yo veía una muñeca en Buenos Aires y la traía para Yei, veía un autito y le traía a Lucas y a Omar. Por ahí por eso lo que le pasó a la Yei, que tiene 16 años. Le di muchas salidas. El embarazo me lo escondió, me contó cuando ya estaba de tres meses. A lo mejor habrá pensado que yo le iba a hacer un aborto y jamás se me cruzó por la cabeza hacer un aborto. Cuando me dijo que estaba embarazada le dije que ahora iba a saber lo que era ser madre.

Omar y su Siambretta

Es vecino de Jere, viven en casas pegadas. Tiene un árbol de nueces y nos deja llevarnos un par. Una de las chicas, Karen, dice que lo quiere adoptar como abuelo. Parece de 70, pero tiene más de 80 años. Es hincha de Gimnasia y lleva el escudo del Lobo en una cadenita al cuello. Su otra pasión: la moto.

-¿En qué año viniste al barrio?

-Ponele 83.

-¿Por qué a este barrio y no a otro?

Porque compré acá este terreno y una casa media desecha. Todavía está desecha, pero…

-¿Le gustó el barrio?

-Sí, a mi me gusta. Lo que pasó es que tuve que trabajar para conseguir muchas cosas.

-¿Cómo era acá?

-Era una cantera, no había nada y lo fui arreglando de a poquito.

-¿De qué trabajaba?

-Y, mirá… Hice muchos trabajos. Empecé en el ferrocarril, tenía 17 años. Después cerraron el ferrocarril y me compré un camión. Salí a las rutas. Después me separé de mi mujer y agarré un auto que tenía, una cupé, llené el tanque de nafta y me fui a Mar del Plata. Y allá empecé a luchar y me fui a los barcos pesqueros del 70 al 77 hasta que volví y me instalé.

-¿Qué cambió en el barrio?

-Muchísimos cambios. Iluminación. Íbamos a hacer un consorcio para cambiar el agua y en ese momento, cuando habíamos juntado la plata para hacer la instalación de agua, avisan de la Municipalidad que iban a poner la red de agua corriente. Entonces, devolví el dinero y seguí luchando… Y acá estoy… Y del padre Cajade muy buenos recuerdos. Lo quería muchísimo.

-¿Nos puede contar?

-No iba a misa, pero me encontraba con él en la puerta de la iglesia. Un tipo maravilloso, una bondad… Hubo pocos como él que hicieran todo lo que hizo. Por eso la gente lo quería tanto.

¿Macanudo era el Padre?

-Sí, un tipo derecho… Era como tiene que ser un hombre. El hombre no puede tener término medio. Tiene que ser sí o no. Término medio no existe.

-Es una reliquia esa Siambretta.

-Es modelo 63.

-¿Es como las primeras motos que salieron o no?

-No, las primeras motos que salieron fueron las Puma. Después trajeron éstas. Eran Lambrettas. Después la agarró la fábrica Siam y le pusieron Siambretta. Esta cuando la compré estaban las ruedas, el motor que no servía para nada y después no tenía los chapones, nada y le fui comprando las cosas y la fui armando. Ahora la tengo con seguro, con todo lo que hay que hacerle.

-¿Este es el portaequipaje? (Mirando la moto)

Sí, el baulcito. Ahí tengo herramientas, todo.

-Está re piola esta moto… Está re linda. La llego agarrar, ¡sabés qué! Los willys que hago, jaja!! ¿Cuánto le salió esa moto?

-Cuando la compré… 2 mil pesos, más o menos. 2 mil pesos de los viejos, ¿eh?

-Yo tengo billetes de los viejos.

-Y yo tengo patacones.

-Yo tengo dólares.

-Yo no tengo ni un peso, jaja…

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