Tomar partido

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Bajo la forma de una muestra fotográfica, «Realidades Encontradas» genera un espacio para discutir el modo en que se aborda la problemática de la inseguridad. La toma de posición de Gabriel Galan, autor de las crónicas visuales, está hasta el 2 de junio en el Centro Cultural Islas Malvinas e invita a la reflexión colectiva.

Por Josefina Garzillo

«Millones de historias mueren y nacen en el justo (perfecto) instante en que una sola se congela»
Alejandra Castillo

-Este laburo es bueno en tanto ayude a generar un poquito de conciencia en quien mire las fotos. Recién ahí me voy a sentir satisfecho. En esta situación lo estético para mí pasa desapercibido.
Los medios de información masivos exhiben una mirada unidireccional sobre la problemática; en su discurso se dibujan dos figuras claras e inamovibles: una víctima y un victimario, cerrando por completo el debate a un esquema simplista e irresponsable. Lo verdaderamente criminal del cuadro es pretender silenciar el conflicto bajo el régimen carcelario; cuando la situación demanda la socialización de una discusión  mucho más compleja que viene dándose en varios ámbitos; incluso mucho antes de que entrara en escena la baja de la edad de imputabilidad.
Gabriel se dedicó a recolectar durante 2 años parte de su trabajo periodístico para darle cuerpo e identidad a su iniciativa de mostrar otra perspectiva. «Todo el mundo sabe que diariamente arrestan a menores pero no se ponen a pensar en la complejidad que esa situación conlleva.»
A lo largo de la serie, hay una obstinación con las manos desnudas que caen apresadas en las esposas policiales; Gabriel lo menciona y mira por un momento las suyas. «Las que están ahí son todas de no más de 13 y 14 años, cuando las veía estaba trabajando, fotografiándolas y es muy fuerte chocárselas tan de cerca; esa experiencia fue la que me empezó a decir que tenía que hacer algo con esto».

Arte como compromiso
Volver la vista a Realidades Encontradas lleva a pensar nuevamente en el modo sesgado en que los medios muestran la escena, constituyendo así una determinada opinión política. En los diarios, por ejemplo,  el detenido es mostrado siempre desde arriba, en sentido recto o en diagonal; ubicándonos a nosotros los lectores como jueces observadores desde esa sola dirección. ¿Quién va a venir a rebatirnos la verdad irrefutable de que la imagen construye ideología?
Realidades…, en cambio, nos tira al suelo, haciendo que nos veamos de frente con esa otra persona que yace de espaldas y esposada; desmantelando por completo nuestros roles estandarizados. El criminal ya no el estereotipo que reproducen las cadenas de información, tiene rasgos propios, gestos e identidad y nosotros dejamos de ser los jurados de una corte que sólo nos quiere adeptos para alejarnos de la discusión política activa.
«A partir de esas experiencias sentí el compromiso por los interrogantes ¿Cuál es el lugar que tiene que ocupar ese pibe?, ¿es ahí donde tiene que estar?,¿ cuáles son las responsabilidades sociales de que esto pase? Por eso es que la muestra termina con los chicos jugando y saltando a la soga; esa es mi respuesta y quise que fuera clara».
El cimiento de este proyecto surge cuando Gabriel se acerca a una jornada de la Asamblea Permanente por los Derechos de la Niñez para trabajar sobre la brutal represión que la policía ejerció  en 2008 contra los chicos que dormían en Plaza San Martín. «Emprender este trabajo fue chocarme conmigo mismo, con mi realidad y la de los otros y esos otros eran chicos en su mayoría», cuenta. «Hablo de realidades encontradas porque es ese el concepto que incluye  la infinidad de escenas que viven en cualquier hecho policial; el gesto consternado de la mujer a la que le robaron, el policía deteniendo y esposando al pibe que está tirado en el suelo en medio del barro…  Ese cruce de realidades fue lo que me llevó a preguntarme ¿qué hago con todo esto, desde qué punto lo muestro? ¿Voy a mostrar algo frívolo, manteniéndome a un costado o voy a tomar partido por como pienso que deberían ser las cosas?
Como muchos, este trabajo surgió de una pregunta: ¿desde dónde me paro yo? y devino la necesaria acción, la subjetividad ineludible en el recorrido. ¿Me alcanzará con la condescendencia, con la mirada impávida, con el trabajo displicente? ¿cerraré la puerta tranquilo al final del día? ¿cerraré la puerta?»
«Desde el principio supe la muestra está atravesada por mi vida y mi historia. El modo en que se están haciendo las cosas no está bien. Mi posición se juega porque se haga algo por los chicos, que estén bien y con el trabajo apunto a por lo menos generar conciencia. El miedo y el rechazo de la opulencia generan violencia». La exhibición de trabajos socio-artísticos como este colabora en gran medida a instalar en muchos ámbitos la necesariedad de una discusión profunda sobre inseguridad; una discusión que implica una toma de partido socialmente responsable que supere y deje de silenciar la problemática bajo instancias represivas.

Realidades encontradas se encuentra en la sala del MUGAFO, hasta el 2 de junio en el Centro Cultural Islas Malvinas -19 y 51-.

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