Hugo Figueras y sus niños llegaron a nuestro programa

In Edición Impresa, Radio -
Figueras
Ilustración Nahuel Poggi

“A partir de este martes, varias vocecitas, tonitos y risitas de nenes y nenas de 2, 3, 4, 5 y 6 años se suman a La Pulseada Radio. Llegan en viajes musicales de la mano de Hugo, el músico que desde hace años construye canciones (y mundos) con niños y niñas”. Así lo anunciamos en la web unas horitas antes de que comenzara uno de nuestros programas de abril.

¿Qué cosas pueden pasar en un viaje musical lleno de pibitos y pibitas? ¿Cuánto pueden imaginar? ¿Cuánto pueden rimar? ¿Cuánto pueden pintar? ¿Cuánto pueden iluminar? ¿Cuánto condimentar (o tiernizar)? ¿Cuántos mundos alreveces podemos soñar? Mundos en los que los bebés les cambian los pañales a los papás, por ejemplo.

Los “Viajes musicales” arrancaron en abril y se escucharán en cada emisión de La Pulseada Radio (LPR). Hugo Figueras, pampeano, músico y amigo, nos regala un pedacito de los talleres para niños que junto a otras personas lleva adelante en Itinerante Espacio de Arte, un rinconcito lleno de magia y sonidos. “Hacía rato que quería hacer radio. Me entusiasmó mucho hacer algo que tenga relación con la infancia, la música y la radio —nos cuenta—. Lo que hacemos con los chicos es jugar a que estamos en una radio. Yo pongo los micrófonos y dentro de la clase, jugamos. Nos divertimos mucho. Yo me divierto con sus ocurrencias”.

“La idea es que cada viaje musical sea una idea —agrega— a partir de una canción, un cuento o algún disparador que nos relacione con alguna canción o con algún aspecto de la música”.

“Los chicos van a un taller de música a jugar a partir de los sonidos, organizándolos o desorganizándolos. Y surgen cosas disparatadas, por ejemplo, a partir de la canción de Paco Ibáñez el Mundo del revés.”

Cuando decidió fundar La Pulseada, Carlos Cajade pidió que la revista tuviera mucho color. Esa hermosa orden nos acompañó durante estos 12 años, a pesar de crisis económicas que nos hacían pensar en la idea de imprimir en blanco y negro para abaratar costos. “Tiene que tener color”, decía el Cura. Y no negociaba, porque la revista tenía que ser linda, alegre, optimista… A pesar de tratar temas dolorosos. Hugo Figueras y sus pibitos vienen a colorear LPR. Que se vengan sus crayones y témperas… Que se vengan con sus viajes musicales.

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