Corte que…

In BARUYO, Edición Impresa -
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“Esos pibes que la clase media y los medios hegemónicos consideran violentos y chorros, que no tienen futuro y no sirven para nada, son capaces de reflexionar y darse cuenta de que a veces la misma violencia que ellos tienen es fruto de una violencia de arriba que sufren y padecen desde el momento de nacer”. Lo dijo nuestro compañero Tony Fenoy en La Pulseada Radio. Lo hace propio un grupo de pibas y pibes de la Obra de Cajade en este número de La Pulseada. Con sus palabras, su recorte y formas de ver el mundo, reflexionan sobre “violencia”. La que ellos representan para los medios y parte de la sociedad, la que ellos sufren a diario y la que ejerce el sistema cuando abandona a la infancia.

 Las fotos que ilustran esta nota en la edición impresa son del encuentro de
adolescentes de la Obra de Cajade. Las sacamos con las cámaras de
María Aramburu (educadora en Casa Joven) y Pili Garuti (Colectivo Garabato)

En el último encuentro de adolescentes de la Obra de Cajade, donde participaron chicos y chicas de Chispita, Casa de los Niños, Casa Joven y del Hogar, ellos mismos decidieron analizar y debatir el concepto de violencia. Trabajaron en grupos y surgieron un montón de ideas: violencia es no tener agua potable ni escuelas en el barrio, por ejemplo. En esos días, se conoció la muerte de Rodrigo Simonetti, un pibe de 11 años que estaba en situación de calle y cuyo cuerpo apareció tirado en una calle de Tolosa. Tan abandonado estaba que las autoridades demoraron varias horas en poder identificar a su familia humilde de Altos de San Lorenzo. También se conoció por esas horas la desaparición de un nene de 13 años, con graves problemas de adicciones, cuya madre, desesperada, había pedido ayuda estatal para acceder a un tratamiento especial para su hijo. Primero fue llevado a una comisaría, después terminó encerrado como un animal en una celda de aislamiento terapéutico en Junín, lejos de su familia platense. Finalmente se escapó por una ventana del Hospital de Niños, a donde fue llevado a pesar de que la Justicia había ordenado su internación en un centro especializado en adicciones. Su mamá Romina no supo dónde estaba su hijo durante 16 días y por las irregularidades del caso, la Comisión Provincial por la Memoria y otros organismos de Derechos Humanos tuvieron que presentar una denuncia penal contra las autoridades provinciales por abandono de persona, desobediencia judicial e incumplimiento de los deberes de los funcionarios públicos.

Las pibas y los pibes de Baruyo que escriben estas páginas tienen las edades de estos dos chicos. Por eso el debate que comenzó en el encuentro de adolescentes siguió algunos días después, entre mate, galletitas, flan y café, donde varias veces se escuchó “corte que…”, muletilla que algunos baruyeros suelen usar antes de dar una opinión. Desde su lugar en la sociedad, con su lenguaje y experiencias personales, se preguntaron: ¿la violencia debe siempre asociarse a los pibes pobres de los barrios?

Sacando la bronca

Entre nosotros hay mucha violencia, lo reconocemos, pero también sufrimos la violencia de los grandes que a veces no es física, sino verbal. En la familia, en la escuela o cuando tu papá viene borracho y le pega a tu mamá. Llega un momento que te pudre que tu papá venga todos los días borracho, que tus hermanos se droguen o roben. Cuando vimos los videos de Cine en Movimiento en Chispita (La Pulseada presentó en junio una muestra de producciones audiovisuales realizadas por jóvenes de distintos barrios bonaerenses), vimos historias muy parecidas a las de nosotros y nos sentimos identificados con la madre que no dormía porque el hijo estaba afuera y aparecía drogado en una plaza o en una comisaría… Todo lo mismo. Y después, todos los sábados, los domingos o los jueves, levantándote a las 5 de la mañana, hacer las bolsas, preparar la comida para llevarle a tu hermano y hacer la fila en Olmos. Es muy difícil y feo. Son vidas duras, pero hay que tratar de no repetir las historias porque sería fácil no estar acá haciendo Baruyo… Estaríamos fumando, re drogadas o drogados como los guachos. A veces no se aguantan esas cosas y te dan ganas de irte a cualquier lado, cualquier lado que no sea tu casa. Cuando llega tu papá en pedo, te encerrás en tu pieza sin hablarle a nadie, llorando… A veces te cansás y no te da ganas de seguir viviendo así, donde tus papás no te miran la carpeta del colegio. Por eso dan ganas de conseguir una pareja que no tome y no repetir los mismos errores. Hay cosas que se guardan, se guardan, pero en algún momento explotan. Cuando vemos el video de Cine en Movimiento, cuando hablamos entre nosotros, cuando entrevistamos en el número anterior de Baruyo a los chicos del grupo de Hip Hop MLV, nos damos cuenta que hay muchas historias parecidas entre nosotros, los pibes. El tema del alcoholismo, las drogas, las familias hoy en día. La venimos bancando, de a poco, pero llega un momento que te sacás la bronca y te mandás alguna macana.

El otro día, por 7 y 80, había un nene con un cartón durmiendo en una parada… Te mata ver eso. La violencia está en quienes no lo cuidan. La Justicia que no se encarga de hacer lo que tiene que hacer ni ayudar a las personas más necesitadas. Por eso la violencia es de la autoridad y de la Justicia. Drogadictos son porque los grandes no les dan bolillas, no los escuchan. Eso no lo podemos negar porque la mayoría de nosotros tenemos problemas con nuestros viejos. A Rodrigo lo mataron por la falta de conciencia de los mayores. Ellos están permitiendo la violencia: los políticos. Si no se encargarían de que los chicos tengan un mejor lugar y que no estén drogados. Crean la violencia… Ellos crean la violencia porque si están drogados… El violento es el gobierno que no hace nada. ¿Es bueno que un pibito esté en la calle viviendo? ¿Por qué se fue a la calle? Es responsabilidad de los grandes.

La droga te pone re loquito. Algunos de nosotros tenemos hermanos que se drogaron y hasta se internaron solos y se escaparon solos. Tendría que hacer algo el Estado para que no entre la droga al país, por ejemplo. Y si el chico que se droga no tiene familiares, se tiene que responsabilizar el gobierno, cosa que no hicieron con el pibito éste que lo encerraron mal… Eso vendría a ser violencia porque el chico tiene el derecho de que lo metan en una clínica. Si caés en la droga, te caga a palos tu mamá, pero si no tenés mamá, te tienen que ayudar en una clínica.

Si caés una noche en pedo y otra noche y otra noche, tu mamá te va a decir algo. Alguien te tiene que decir algo. ¿Y si no hay nadie que te lo diga? Algún familiar tiene que haber porque no nació de un árbol. También te pueden ayudar en el colegio, si va al colegio. Pero si un chico que se droga va a la escuela, se empieza a drogar el resto y se convierte en la manzana podrida del cajón hasta que le pega a la maestra y lo echan.

No estamos hablando de violencia física, pero abandonar al pibe es violencia.

Vendrían a ser los derechos. Un pibe tiene derecho a que lo atiendan. Lo que pasa es que lo agarra la policía todo drogado… dos horas en la comisaría y lo largan. Tendría que haber algo para que si el pibe no tiene padres, la Policía lo lleve a un lugar de rehabilitación. Habría que prevenirlo. Corte que no llegue a estar drogado.

¿Cuántos pisos tenía la ventana del Hospital? ¿Se tiró?… Estaría bueno juntar personas y hacer una marcha bien grande, bien justiciera.

 Agustina V., Selene, Rocío R., Eliana, Omar, José, Matías,
Agustín S., Yesi, Ezequiel, “El Viru”, Ángel, Juan Andrés y Aaron
Tiramos nuestras ideas y opiniones en tardes baruyeras,
en Casa de los Niños y Casa Joven.
Lo hicimos entre pocos silencios, algunos gritos y unas cuantas polémicas

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