«Cajade nos hablaba a todos por igual»

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Manuel estuvo en el hogar desde los dos años. Hoy, a los 25, realiza apoyo escolar y participa del proyecto de reactivación de la chacra. 

Por F. M.

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Milita en «La Barriada» hace siete años, hace apoyo escolar y conoce el barrio. Además del Hogar, está también en el comedor Madres Trabajando, de 7 bis y 630, al que califica como «una de las redes que tendió Cajade» más allá del predio de la 643. Juan Manuel “Manu” Moreno conversó con La Pulseada sobre el proyecto de reactivar la chacra. 

–La idea es interesante porque sale de los mismos chicos que estuvieron en el Hogar. Ustedes vieron algo que estuvo muy bueno y ahora que son grandes quieren hacerlo de vuelta.
–En realidad había que pensar en lo que hacía al funcionamiento del Hogar, que se abastecía de recursos y de la forma para poder incluir a los pibes, dar herramientas para cuando salen del Hogar y tener una posibilidad laboral. Nosotros, los que vivimos con Carlitos, volvimos con estas mismas ideas. El Hogar funciona porque hay pibes que pasan por situaciones de pobreza, de encierro, que tenían que ver en esos momentos con un Estado ausente que hoy podemos verlas en la realidad. Pero buscábamos esas posibilidades de estudiar, de no quedarnos todos encastrados en lo que era el drama familiar. El «si vos naciste pobre, vas a ser pobre», era lo que se reproducía en el momento. Por qué Cajade es uno de los fundadores del Movimiento Nacional de los Chicos del Pueblo. Tenía que ver con esto mismo: con los pibes que están en una situación de pobreza, que quedan excluidos de la sociedad, cómo hacemos para que puedan llegar a incluirse. Para poder contenerlos, para que no sean el gran karma de la sociedad. En mi caso también era esto: conteniéndonos, hablándonos, entender el mundo desde una misma realidad que era para todos distinta, cada uno con su mochila. La idea era decir: «Tenemos pibes, ¿qué hacemos?». Primero nos integramos, nos juntamos en la Granja, merendamos todos juntos, el domingo hacemos la comida, hacemos que todo esto funcione como familia. Eso es lo que hoy, después de tantos años que el cura ya no está, hace a todos encontrarnos, para ver qué podemos devolver nosotros. O de qué forma podemos salir adelante, y tratar de brindar a los pibes que están hoy lo que a nosotros nos brindaron para poder seguir proyectando. Que sea una herramienta para la lucha, que no tiene que ver con el color de la remera, sino con pelear contra las injusticias, con salir a pelear por lo que es un derecho para vos, para tu familia, para tus hermanos. Creo que era la idea que tenía Cajade, creo que es una interpretación personal, de transmitir esa bandera, esa forma de comprender el mundo, lo que hoy nos hace estar acá. 

–Vos hiciste un recorrido en la vida, estudiaste Trabajo Social. Ese recorrido por ahí te permite reconocer lo que está pasando.
–La herramienta académica es algo que te permite tener una perspectiva del mundo, que si no la tenías, era más acotada. Creo que es muy necesario, y algo que nos caracteriza a la gran mayoría de los que estamos acá, es la experiencia. El camino recorrido es lo que nos da la certeza de por lo que estamos peleando. Cuando vos lo pensás y lo ves, decís “a esto le falta años luz”. Creemos que por ahí sí, nos faltan un montón de cosas, pensarlo a largo plazo. Pero la experiencia nos enseñó que, de a poco, yendo con pequeños pasitos se va construyendo. El emprendimiento productivo no tendría ningún sentido tampoco si no pensamos la integración del pibe. Nos enseñaron en el Hogar a trabajar, a vivir en comunidad, esto lo entendemos como una gran familia. Cajade nos hablaba a todos por igual, no había una diferencia entre los más grandes, los más chicos, si eras morocho o rubio. A la hora de hablarnos era lo mismo, es lo que a nosotros nos unió. Mucha gente se recibió, mucha gente está laburando.

Juan Acuña, el primer dueño de la chacra, junto a El Chino, en los ’80

–¿Hay como una cosa de deuda con el Hogar?
–No sé si deuda. Algo que nos marcó es el compromiso. Todos los que hemos egresado de acá tenemos algo que el compromiso hace que lo asumamos como tal. Sería muy simple acercarse a un lugar y pensar que uno tiene que dejar algo, devolverle algo al lugar que le ha dado tantas posibilidades. Porque sería muy simple que hoy me vaya a casa, a mi baño calentito, mi comida. Por eso mismo uno viene: hemos tenido la posibilidad de haberlo conseguido, nos han enseñado este carácter solidario para poder manejarnos en la vida. Venimos los sábados, los días de semana. Esto tiene que ver con valores transmitidos en este lugar, en el cual todos podemos sentirnos hermanos, acompañados, contenidos, en cada situación de la vida. Los pibes que hoy están vienen muy golpeados, nosotros mismos venimos así, eso no nos detiene. Nunca nos va a dejar de motivarnos el venir acá. Cuando estaba el Cura era completamente distinto, estaba todo en funcionamiento, tenía una lógica que ahora intentamos reproducir.  

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